martes, 31 de mayo de 2022

Cosas que pasaron hoy #23

 

Hay un capítulo de Seinfeld en el que una de las protagonistas, que trabaja en una editorial, debe ocuparse de la publicación de una novela de Yuri Testakov, un afamado escritor ruso. Al principio, tienen una reunión ella, el editor en jefe y el ruso en cuestión. El editor en jefe pregunta si Testakov prefiere trabajar en el hotel donde se hospeda o en las oficinas de la empresa. El escritor responde, con desdén, que prefiere el hotel, alejado de todos los chismorreos y charlas de los empleados. A Tolstoi le gustaba escribir en la plaza, comenta el editor en jefe, decía que el contacto con la gente lo inspiraba. Él no necesitaba inspiración, responde Testakov, Dios escribía a través de su pluma. Hay un compañero de trabajo al que mañana lo operan o algo así. Digo algo así no para ser gracioso o simpático, sino porque verdaderamente es algo así. Él no pudo explicarnos bien qué es lo que le hacen ni cómo ni si tiene que hacer reposo o puede seguir con su vida normal después de la operación que en realidad no es. Lo que sabemos es que tiene piedras en el riñón y van a inyectarle algo para que se le disuelvan. Cuáles son los pasos del procedimiento, desconocemos. Pero el hombre está preocupado. Está cerca de jubilarse y ya lo desahuciaron un par de veces años atrás. Le tomaron las medidas del cajón, para ser claros. Pero se salvó. Y ahora, otra vez, se lo ve inquieto. Además, mañana juega Argentina. No va a poder verlo, pero, para colmo, no sabe si van a tenerlo en la clínica esperando mientras los médicos ven el partido. Capaz que te dicen aguantá que hay penales, bromeamos nosotros. Sí, son unos hijos de puta, respondió, pero sus ojos se ensombrecieron. Todos nos volvemos niños ante la presencia de la muerte. Volví en el 273 a casa y se sentó un empleado municipal junto a mí. El muchacho respondía todas las conversaciones con audios y a los gritos. En pocas cuadras, me enteré que tiene que remarcar los carteles del lugar donde trabaja porque la gente no los lee, que está con dolor de pecho desde la mañana y tal vez a la tarde vaya a la guardia, que está tratando de construir su casa, pero es difícil porque todos los materiales están muy caros y que hace cuatros años que siempre está enfermo y nunca se puede mejorar. Tuve que bajarme del micro, pero yo estaba fascinado con la historia y la vida de ese muchacho, tan parecida esa existencia a tantas otras. Había algo en esa sencillez particular que me resultó complejo y misterioso como un espacio inexplorado. Fui al chino y le traje una caja a René para que juegue.

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