lunes, 9 de mayo de 2022

Cosas que pasaron hoy #1

 

La idea de escribir esto es poder retomar cierto ejercicio y práctica de la escritura que creo que perdí por circunstancias. No debería hacer esta aclaración porque no se me ocurrió hoy hacerlo, pero no podía empezar respetando mi propia consigna. Intentaré hacerlo corto y entretenido porque vivimos en una época de etcéteras. Bueno, pasemos al coso en cuestión.

Hoy me levanté a las siete y hacía menos frío del que uno espera en mayo. Salí sin campera. El pasto de la plaza estaba húmedo, lo que me hizo suponer que cayó rocío. Ahora que lo pienso, no recuerdo si estaba húmedo o tal vez estoy haciendo un agregado literario para darle cuerpo al texto. Desconfiar de este dato. Después me subí al micro. Hoy tomé el 418. La gente hace fila en la parada, pero me resulta incomprensible. Para mí, la fila tiene algún sentido si todos tomaran el mismo micro, pero pasan diez ramales distintos. Igual, por lo que tengo entendido, La Plata es una ciudad amante del caos y sus habitantes no acostumbran a hacer filas. Cuando llega el micro, hay una especie de código de honor en el que los que llegaron primero van subiendo o se cede la prioridad a mujeres, niños, ancianos y/o tullidos. Siempre hay alguien que intenta prevalecer por la fuerza y pone su cuerpo como tapón para subir primero, pero, si uno toma siempre en la misma parada, ya conoce donde frenan los micreros y es fácil dejar en ridículo a estos individuos. Bueno, lo cierto es que me tome el 418. Hoy fue una jornada de trabajo relativamente tranquila. Somos un efectivo menos porque hay un cartero que se fue a España, haciendo carne esa frase que dice que la única salida es Ezeiza. A mí me gusta esa frase porque demuestra que ya nadie piensa en irse en barco. Nunca la salida es el puerto. Nadie sabe cómo se llama el puerto o tal vez no queda bien decir la única salida es Dock Sud. No lo sé. Lo cierto es que demasiada tranquilidad en el correo es señal ineludible de que acecha una tormenta, sea dicho. Habrá novedades. Salí a la calle y vi muchas cosas. Una de ellas fue un rottweiler. Es una raza de perro, si no la conocen, van y googlean que no estamos en el siglo XV. Siempre me llamaron la atención los ojos de esos perros. Son como dos bolitas marrones con un punto negro, perdidos detrás de un hocico enorme. Hay algo de monstruoso en ese tipo de ojos. Me quedé pensando en que esa raza de perros era la más temible hace unos años. Suplantaron a los doberman como la raza de perros más agresivas, pero ahora fueron destronados por los pitbulls. Tal vez en unos años aparezca una nueva raza de súper perro, al que crearon genéticamente para matar elefantes, pero la gente lo adoptará como mascota de casa y lo tendrá atado a una cadena en un patio de dos por tres hasta que se escape y se coma a un barrendero sin ni siquiera necesidad de masticar. Bien, después volví a la oficina, es decir, no inmediatamente después, pero esto se está haciendo largo y es justo lo que no quería. Hoy también hice algunos mandados y cambié la manguera de desagote del lavarropas. Las gatas pelearon por algo y ahora René duerme encima de mí.

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