viernes, 13 de mayo de 2022

Cosas que pasaron hoy #5

 Hoy escribo estas líneas desde la pujante ciudad de Mar de Ajó. Me tocó venir para la asamblea anual de delegados sindicales. Tuvieron que agregarme porque no estaba en la lista de pasajeros. Salimos desde 4 y 51 a las dos y cuarto de la tarde. El micro agarró por 44 y fue dejando la ciudad atrás. Vi como, con delicadeza, barrios alejados sobreviven en su propio micro mundo. Los negocios van perdiendo sofisticación y marketing. Se convierten en tiendas de tela y chapa, anunciados por un cartel escrito con tiza. Nos dieron de comer un pebete de jamón y queso con una gaseosa. Más tarde, un alfajor Guaymallén. El ambiente en el colectivo es de una excursión escolar. Hay gritos, chicanas, bailan cumbia. Uno se puso una boina y le dijeron que parecía el cuñado de Rocky. Paramos en Minotauro a fumar y estirar las piernas. Seguimos y frente a nuestros ojos sólo se abre el campo. Hay incendios a lo lejos. La presencia humana se adivina por los objetos. La maquinaria agrícola, los caminos, los alambrados, el tendido eléctrico, las tranqueras, la pasarela esa que usan para subir a las vacas al camión. Hay muchas vacas y ninguna sabe que forma parte del sistema capitalista, que es una pieza de intercambio, que hace rica a algunas personas. La vaca nomás camina y come pasto. Observo la planicie y me invade una melancolía. Me pregunto cómo será vivir en estos lugares y me doy cuenta que nunca lo sabré con certeza. Llegamos a Mar de Ajó de noche. El micro da vueltas por calles oscuras y laberinticas. Parece Ringuelet con mar. Llegamos a la hostería. No hay agua caliente. En un rato, es la cena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario