martes, 10 de mayo de 2022

Cosas que pasaron hoy #2

 

Hoy me desperté poco después de las siete y tampoco hacía el frío que uno espera en mayo. Esta vez sí estaba nublado y una niebla espesa tapaba la copa de los árboles. Observé el paisaje satisfecho porque era una imagen que me permitiría agregarle cuerpo al texto. Para quienes no lo sepan, la niebla es ese extraño fenómeno climatológico que consiste en una especie de cortina de baba blanca que obtura la visión y deja la ropa humedecida. Lo curioso de la niebla es que siempre está unos pasos más allá de uno, nunca estás dentro de la niebla, aunque lo estés. Caminás en una especie de claro dentro del bosque de humedad. Tomé el 418. Cuando llegué a la oficina, había menos gente que de costumbre. Pregunté y nadie sabía bien porqué, cosa que es habitual en el correo. Nadie sabe bien qué pasa ni porqué. Al rato, llegó el jefe y dijo que iba a venir gente de operaciones. La tan temida tormenta que anunciaba la calma de los días anteriores. A acomodar el escritorio y fijarse que no haya nada fuera de lugar. La actitud de la gente de operaciones siempre se sospecha insidiosa, pero la mayoría de las veces cae en la desidia en la que duermen todos los jerárquicos de la empresa. Uno de mis compañeros estuvo enojado toda la mañana por el destrato que sufrió con la médica laboral. Al parecer, ahora para faltar por enfermedad, tenés que ir a avisar a medicina laboral que al día siguiente vas a enfermarte. No es exactamente así, pero casi. Salí a la calle y la niebla, cobarde, ya se había dispersado. Una mañana demasiado tranquila, con poca gente en la calle. Esto es algo bueno sobre todo porque la gente está muy alterada últimamente. El único que no parecía alterado era un tipo que estuvo estacionado diez minutos en un semáforo que no funciona. La gente le tocaba bocina, pero él permanecía ajustado a sus férreas convicciones. Yo pensé que, tal vez, en algunas ocasiones, un error de mirada puede ser tomado como una bandera a defender, pero lo pensé porque a veces me hago el filosófico. Cuando volví, me dijeron que había pasado uno de operaciones a tomar un mate y decir que todo marchaba bien. Nos sigue faltando un cartero. Mientras preparábamos lo de mañana, uno se puso a contar que, el día anterior, tuvo que robarle un huevo a la gallina de la suegra para hacerse un sándwich. Otro preguntó si la gallina pone huevos todos los días. Sí, excepto los domingos, le contestaron. Después, comentó que la suegra también tiene gansos, pero es más difícil robarle los huevos. Hay que pararse de manos, explicó. También dijo que los gallos ponen un huevo chiquito y, cuando lo hacen, hay que matarlos. Yo comenté que ese es el huevo del basilisco y otro dijo que es porque el gallo se hizo trolo. Luego de eso, nos retiramos. Volví en el Norte 17, que nunca tomo, y noté que la gente cambia mucho según el micro en el que se viaje. Uno ve a alguien y dice Este es un pasajero muy 273. La tarde transcurrió sin mayores novedades. Ya está terminando la temporada de fútbol en Europa así que no hay muchos partidos para ver. Mientras escribo esto, René duerme encima de mí.

1 comentario:

  1. No importan las visicitudes del día, René duerme y aplasta a alguien.

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