Hoy
me desperté cerca de las siete y veinte. El cielo estaba nublado y había mucho
viento. Esta vez, el clima se unió, llegó a acuerdos y tiró siempre para el
mismo lado: el lado del frío. Jornada tranquila en la oficina dado que mañana
no se trabaja. El portero del San Facundo me contó que tuvo un accidente en la
moto. Se magulló un poco, pero nada grave. Después, un vecino me dijo que le
quisieron hacer el cuento del tío. Lo llamó alguien desesperado y gritando. Le repetía
que estaba mal y necesitaba plata. Él, en la desesperación, le preguntó si era
la sobrina. Pronunció un nombre. Ahí el tipo empezó con que sí. Le pidió pesos,
dólares, cheques, objetos de valor. El hombre se dio cuenta y le respondió que
no tenía nada. Como esa misma mañana había estado con la sobrina, le preguntó
si ella podía decirle a dónde habían ido. El malviviente colgó. Entonces, el
hombre me empezó a explicar sus sospechas sobre el hecho. Al parecer, la
sobrina se hizo cargo de una piba abandonada del barrio, la crío y ésta, ahora
grande, se juntó con un malandra y tuvieron una bendición. El malandra había
salido de prisión hace no mucho tiempo y, según este vecino, sería él quien
realizó la llamada. Seguiremos informando sobre este tema. Acá quisiera aclarar
que a los vecinos en el correo los llamamos clientes. Es decir, toda la gente
que vive en la zona de mi reparto es mi cliente. Ayer, vi a un perro viejo que
trataba de comer una rata muerta. La masticaba con esfuerzo, pero los dientes,
poco habituados al cuero y la carne cruda, no podían desgarrar la piel cerdosa
de la rata. El perro soltaba el cadáver y lo volvía a morder, pero era como si
jugara con un pedazo de goma. Hoy, vi a un carancho que trataba de llevarse al
vuelo a una rata muerta. Al acercarme, intentó despegar, pero el cuerpo inerte
se resbaló de sus garras. Volvió a buscarlo, pero al sentir la presencia de mi
bicicleta, escapó. El cadáver del roedor yacía entre el pasto junto a la calle,
mientras el carancho se posó en un poste de luz a esperar mi retirada. Esquivé el
frío y volví a mi casa. Mañana es día de censo y no hay actividades de ningún
tipo. René comió y ahora duerme. Estoy esperando a Carlos para cenar.
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