lunes, 5 de diciembre de 2016

Una forma elegante de decir moda.

¿Cómo puede ser que el Barsa se esté ubicando, lentamente, entre las cosas decepcionantes de mi vida? ¿Cómo puede ser que algo que, antes, representaba un momento de sosiego y tranquilidad frente a la hostilidad del mundo, ahora sea un escenario más de catástrofe? ¿Cómo puede ser que aquello que antes nos otorgaba un respiro de placer y belleza ahora se convierta en territorio del sufrimiento y los complejos? ¿Cómo puede ser que, uno a cero arriba y con todo controlado, estemos pidiendo la hora, reclamando pelotazos a la tribuna o anhelando la construcción de una muralla de concreto en la línea del arco de Ter Stegen? ¿Cómo puede ser que se haya perdido completamente todo estilo o recato o que, en el mejor de los casos, el estilo este en duda? ¿Cómo puede ser que Messi no desequilibre y sufra también el naufragio? ¿Cómo puede ser que el propio Guardiola sufra el desarraigo? Tal vez fue sólo un momento, un instante de entrecruzamientos únicos, imposibles, irrepetibles, lo que nos permitieron ser testigos de uno de los mejores equipos de la historia. Quién sabe. Los fanáticos del Aleti o de Mou, de parabienes. No importa. Sostengo lo mismo de siempre: no se puede vivir sin poesía. Nuestro torneo, el interno, sigue doliendo. Hoy casi no hubo comentarios, supongo que por la vergüenza. Uno de los rivales, según dicen, juega en Comunidad Rural, un equipo de la liga platense. Hay una queja pequeña; no se deberían permitir jugadores federados. Tal vez la próxima debamos hacer la gran Burns y contratar jugadores profesionales. Más allá de eso, el viernes encontré un pintor en plena calle; en realidad, vi cómo se le caía al chico, que venía en moto con la madre. No pude dárselo en ese momento, pero sabía quién era y donde vivía. Hoy se lo alcancé a la casa; me dijo que menos mal se lo llevé porque era el único que tenía. Cambiando de tema, no hay que dejarse llevar por la vanguardia y eso. Mire, decir vanguardia es una forma académica y elegante de decir moda; y la cosa con la moda es así. La moda es algo que da vueltas a la manzana; correr detrás de ella es inútil y desgastante, dado que siempre se está moviendo. No, lo que hay que hacer es pararse en una esquina y esperar a que la moda pase por allí. En algún momento va a pasar, aunque tampoco hay que confiarse. Por ahí, cuando la moda está veinte metros de nuestra esquina, un taxista totalmente pasado se sube a la vereda y nos aplasta. Y la moda llegará cuando no estemos para exprimirla.

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