Todas
las mañanas, el piso de la cocina amanece regado de cucarachas muertas. La mayoría
dadas vueltas, algunas partidas, otras que mueven una extremidad en un último estertor.
El personaje las barre pacientemente. Son cucarachas gordas y negras, que
parecieran estar demasiado pesadas para moverse, que parecieran morir por tanto
comer. En una ocasión, una mañana que madrugó antes de tiempo, pudo observar
como una particularmente gorda y negra se arrastraba, agónica, por entre los cerámicos
blancos del suelo; el insecto caminó varios pasos, como si su propio cuerpo le
pesara, como si no pudiera con el propio volumen de su existencia. La cucaracha
se deslizó hasta quedar quieta a centímetros de la heladera; el personaje se acercó
y, cuando lo hizo, ella se movió, intentando blandir estéril defensa. La pisó,
para luego barrerla junto a los otras. El ritual se repite todas las mañanas,
inevitable. Probó con toda clase de limpiezas, pero todas resultaron igual de inútiles.
Desinfectó con poderosos químicos cada rincón de la cocina, la mesada, el bajo
mesada, las alacenas, los estantes, los cajones, la heladera, el horno; no
quedó rincón de la casa sin fumigar. No hubo caso, todas las mañanas el piso de
la cocina amanece regado de cucarachas muertas. El personaje supone que es por
el verano, los primeros calores, conjeturas naturales. No le sorprende verlas
por la calle, paseando sin temor por la vereda, padeciendo el aire fresco de
los árboles; supone que pertenecen a otras casas, a otras familias de
cucarachas. Si puede, las pisa sin piedad y con altruismo, convencido de estar
haciendo un bien a la comunidad. Menos aún se sorprende cuando encuentra
algunos cadáveres en otras habitaciones o en el baño; supone que, a veces,
logran arrastrarse más allá de la cocina. Las barre con escrupulosa eficiencia,
sin preocuparse demasiado por el asunto. Lejos está de imaginar la verdad. No sabe
que, en el bajo mesada, hay un pequeño cerámico que no está adherido al suelo. A
simple vista parece, sí, ser parte de un todo solido e impenetrable. Pero en
realidad esta suelto. De él, surgen las cucarachas todas las madrugadas. Vienen
por una tubería desde donde se ocultan. Aun no tienen la fuerza suficiente para
sobrevivir en la superficie. Pero de a poco se van acomodando. El personaje no
sospecha lo que ocurre en realidad, no puede ver más allá de lo evidente. Cuando
comprenda la situación, ya habrá sido demasiado tarde.
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