martes, 13 de diciembre de 2016

Cuando Palestina sea Campeón del Mundo

Vistos los últimos acontecimientos acontecidos en esta residencia, se declara emergencia habitacional y se dispone que los únicos seres vivientes y sintientes a los que se les otorga la ciudadanía son:
-Quien suscribe.
-La Gata.
-El grillo que vive debajo de la cama y me gusta creer que es mi consciencia.
-Algunas arañas.
Al resto de alimañas y afines se les ordena que, por propia voluntad, se acerquen a las puertas de la oficina migratoria donde se les asignará destino. Quienes no lo hicieran en el plazo de 48/ 72 horas, serán buscadas en sus domicilios y se las llevará a través de la fuerza pública a los lugares asignados. Sin más, La Administración.


“…y a dónde se nos fue el amor/ a dónde perdió el avión/ que tren extraño tomó/ la puta que lo parió…” Siguiendo un poco la línea de ayer, según Zizek, enamorarse es como caerse. Según Silvina, es perderlo todo, el asco, la vergüenza, todo. Ambas definiciones se unen y se complementan en algún punto. El enamorado se expone, es vulnerable, se somete a la voluntad del otro, y no tiene defensa ante eso. Es lastimado, y no puede defenderse. “…a dónde queda el porvenir/ cuando te queres morir/ de qué me voy a reír/ buscando una explicación…” Por lo tanto, el enamorado cae y pierde. Sufre, básicamente. Si se me permite la metáfora, es como Palestina. No puede elegir una vía diplomática, porque Israel ostenta el poder y se pasa por el orto las resoluciones de la ONU. Pero tampoco puede ejercer una violencia directa, porque también lleva las de perder; un hombre-bomba son miles de palestinos muertos a misilazos. Por lo cual, se encuentra encerrado en un espiral: no tiene más que resignarse a su destino de sufrimiento y disgregación. Pero no creo que sea tan terrible. Tal vez haya que dejarse caer, tal vez haya que intentar una conexión con el otro más profunda, más intensa, y dejar de lado el caretaje, la cuestión superficial, tal vez haya que entregarse al sufrimiento. Al fin y al cabo, el disfrute intenso y real sería imposible sin ese sufrimiento. Y la canción tiene que ver con eso. Uno se siente así ante la persona amada; sucio, pequeño, vulgar, una mierda básicamente. Y el Arsenal volvió a pechear hoy, Dios, no se puede creer tanta frialdad. A veces pienso eso, que esperarte es como esperar que el Arsenal no pechee, es decir, es esperar lo que no va a ocurrir; tal vez tenga más suerte si el 6 de enero espero a los Reyes Magos. “…venía abstraído cuando te encontré de frente/ y no había puente…”

1 comentario:

  1. Hola señor Pato.
    Me gusta este pequeño fragmento porque me siento muy identificada; me gustaría saber que siente el amado, porque en este caso como bien lo indica su morfosintaxis es pasivo. El que sufre es el amante, porque esta atrapado, le tiran pelotazos de todos lados y ahí sigue amando sin pensar. El amor es una enfermedad como bien dice Zizek y estoy de acuerdo con usté. Pero que nos diferencia de otra especie sino el amor, o quizás nos estén invadiendo cucarachas que traen las respuestas a este tipo de inquietudes.
    El recurso de la narración con la canción esta bien usado, y dice más que la filosofía. Te deja pensando.

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