El
Periodista de la Redacción ve la notica y no la entiende. No puede ser, se
dice, todos sobreseídos, no puede ser, es la mentira más triste de todas. Las letras
de molde informaban con cierta sorna el sobreseimiento de los empresarios en la
causa de la papelera. Había en la redacción de la nota un halo de burla, las
palabras transmitían una arrogancia, un canchereo, el inevitable sentimiento de
victoria de quienes se sienten ganadores. Dicen que aquellos que nunca pierden,
son incapaces de asumir una derrota; el triunfo es tan natural que les parece
inaceptable no obtenerlo. Ahora, ahí se los ve, sacando pecho, como un gallo después
de una riña. Él trabaja desde hace muchos años en la redacción del diario de la
ciudad; es eso, un trabajo, un medio de subsistencia. Soporta escribir notas
con un solapado tono de centroderecha, realizar alguna pequeña operación de
prensa para un empresario amigo del dueño, inventar o exagerar alguna información
para rellenar espacio. A cambio, recibe una modesta suma con la que paga las
cuentas, mantiene a la hija, no mucho más. Se siente con cierta alma de poeta,
escribe haikus en su tiempo libre. No sufre ningún remordimiento por su
trabajo; cuando era más joven, creía que una ulcera le quemaría el estómago,
pero eso no ocurrió. Acepta que no es diferente a otro oficio. Algunos compañeros
no lo soportaron, salieron despavoridos en cierto momento. Sobre todo uno. Pero
estas cosas lo superan. Es demasiado evidente. Se sumaba al desatino del juez
oficialista sobreyendo a los funcionarios beneficiados con el delito
investigado. Todo parece una enorme burla, como si el Gobierno se empeñara en mofarse
de la gente. Todo esto es un chiste cruel, piensa. A veces, no queda otra que reírse.
El celular vibra sobre la mesa. Número Desconocido. Imagina quien puede ser,
aunque no que quiere. Atiende.
-¿Seremos
parte de los argentinos que dice el Presidente?- dice una voz del otro lado.
El
Periodista de la Redacción la reconoce enseguida.
-Reapareciste.
¿Cómo andas, tanto tiempo?
-Bien,
creo, ¿vos?
-Igual
que siempre- el Periodista esboza una sonrisa- por lo que veo, estuviste poniéndote
al día.
-Jajaja,
es cierto, quise irme, pero me veo obligado a volver ante tanto dislate, ¿vos podés
explicarme quien carajos son “la mayoría de los argentinos”? Debo admitir, eso
sí, que es una construcción interesante, porque admite que podría haber
argentinos que no están de acuerdo, sin abandonar el terreno de la entelequia.
-Es
cierto, no hay que escarbar demasiado para encontrar la evidencia ideológica. Creo
que tenías razón, en algún punto, lo que cambió fue el eje del relato.
-Es
que siempre va a existir eso, siempre va a haber un enemigo, la cuestión es
quien es señalado como tal, aunque cuando escuchas al Protector de los Hombres
Rozitchner, te quiera hacer creer lo contrario.
-Es
el Foster macrista, pero hay que tomarlo en serio.
-Es
a la persona que más tomo en serio de todo el Gobierno, más que a la Pato
ToroRico, que piensa que los comentarios en redes sociales pueden voltear un
presidente.
-Mientras,
sobreseimiento para todos y todas.
-Dicen
que la gente tiene que trabajar, que basta de mantener vagos, que la cultura
del esfuerzo, tipos que en su puta vida trabajaron, que en su puta vida les
salió un callo en la mano por trabajar. Son todos hijos de rico. Hablan de
educar al pueblo y son ignorantes. ¿Sabés cuando sospecharon los de la prueba
PISA que algo andaba mal? Cuando Macri se puso un 8.
-Ni
hablemos de la parte económica, de la cuestión dura y técnica.
-Es
que eso es obvio. La cuestión no eran las medidas, que se sabía que iban a
tomar, la cuestión es el dispositivo ideológico y discursivo que se construye
para que la gente naturalice esas medidas, para que se acostumbre, para que las
perciba como inevitables. En una época, alguna gente de la izquierda te decía
que eso no iba a pasar, que la gente iba a salir a la calle a defender esos
derechos. No funciona así, a la gente la pueden convencer de cualquier cosa. Por
eso intento volver, por más estéril que sea, hay que intentar que no se
naturalice la mentira.
El
Periodista de la Redacción se queda en silencio un momento. Busca un video en
You Tube.
-¿Tenes
una Pc cerca?
-Sí
-Ahí
te paso un video, te va a gustar. Lo de Venezuela es increíble.
-Sí,
para Macri, la Justicia funciona según consensos, es similar a lo de Milagro
Sala, a la mayoría le parece, entonces está bien. La mayoría es una forma de
decir “lo que a mí me parece”. Habla de democracia y derechos humanos y respeto
a la libertad, pero en realidad, quienes los violan según él, siempre son los
pobres, los negros, los populistas. Eso valores, que son muy importantes, son
apropiados por la derecha y vaciados de contenido, es como la palabra
honestidad, ¿Cómo carajos dejamos que la derecha se apropiara de la palabra
honestidad?
-¿Viste
el video?
-Estoy
en eso.
La
línea queda en silencio durante unos segundos. El Periodista de la Redacción se
sonríe, sabe que es un material interesante. Es algo que remite a un hecho
cercano en la política argentina, algo que tuvo gran influencia en una elección
provincial. Escucha a la voz realizar una interjección de asombro. Luego,
suelta una carcajada demencial.
-JAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJAJJA.
Hermoso demencial, me quedé sin palabras.
ResponderEliminarcreo que es lunes y no puedo pensar mucho.