viernes, 30 de diciembre de 2016

Una pústula violeta, sobre la piel verde del tiempo.

Dicen que, cuando uno quiere dormir mucho, es porque no quiere estar despierto. Quiero dormir y duermo poco. Estoy demasiado tiempo despierto. Y cuando duermo, no sueño. O sueño cosas confusas, movidas, sucias. Me gusta dormir; el sueño es una entrada a otro mundo, a uno de reglas diferentes y arbitrarias. Es una fantasía que creemos real. Pero soñar no es un acto de voluntad, es una cuestión de azar. A veces, pasan días y días sin soñar; hasta que, de pronto, nos conmueve un sueño intenso. Hoy, al costado del camino, había un gallo muerto dentro de un cajón de madera; lo habían tapado con un pedazo de cartón, pero las plumas de la cola asomaban como un penacho ámbar oscuro. El gallo no se veía, se sospechaba, al igual que los motivos de su muerte. Es algo para preguntarse como muere un gallo. En diciembre, se empieza a sentir el calor. La ropa colgada de la soga adquiere el olor del sol. Es cuestión de pasearse entre ella, a media tarde, y se puede percibir el aroma a sol, impregnado en las prendas. Como lucecitas naranjas parpadeantes, las mariposas vuelan sobre la ligustrina; son varias y nadan hacia arriba, hacia abajo, hacia los costados. Voy a rozar el aire de terciopelo. En alguna parte de Gorina, hay un hombre que es propietario de una enorme montaña de escombros Es un hombre muy gordo y de piel muy roja, quemada por las horas de exposición al sol. El hombre siempre está subido a un tractor anaranjado y mueve los restos de ladrillos de un lado a otro. El lugar ocupa casi media manzana. Pero hay un lugar donde los dientes del tractor son inaccesibles. Allí, los escombros fueron tapados por una piel verde, hierba mala que creció entre los restos de casas. Como un mantel brillante que tapa las ruinas de las que está hecho, el césped se abre paso entre pedazos de vigas y cemento gris. Sobre él, como pústulas luminosas, crecen decenas de flores violetas. Es un paisaje llamativo. Sobre aquello que ya no es, sobre aquello de lo que sólo quedan recuerdos destrozados, crece un mantel fulgurante, precioso, vivaz. Es sólo cuestión de tiempo, tal vez, para que de lo muerto nazca una vida nueva, robusta, hermosa.

domingo, 18 de diciembre de 2016

¿Me da una moneda pa comprarme un vino?


“La tribuna lo aplaude, señores, se pone de pie para aplaudirlo. La ovación no se hace esperar para despedir a este prohombre, este verdadero prócer de la Historia Argentina. A pesar de las críticas, muchas veces injustas, nadie puede negar la importancia de esta persona en la construcción de nuestra Nación. Por eso, y por tanto años de servicio eficiente, representado con absoluta entrega a la moneda nacional, hoy lo despedimos. Hoy deja de vestir el glorioso rosa oscuro del billete de veinte pesos. Sale Rozas, señoras y señores, ingresa…¿Quién ingresa? Que no alcanzo a distinguir desde aquí.
-Ingresa un guanaco, Muñoz.
-¿Un guanaco?”
-Lo que siempre me pregunto es a quién carajo se le ocurren estas cosas, es decir, quién es el tipo que un día entra al despacho de Sturzzenegger y dice Tengo una idea, pongamos animales en los billetes.
-Yo me imagino que están del orto, con minas, dándole a la merca y tiran esas.
-Capaz que son fanáticos de los palitos de la selva.
-Pero la gente le pone Me Gusta a esas cosas, les parece bien.
-Son ellos mismos lo que hacen eso, para mí Macri infiltró a toda la población, si ni siquiera sabemos cuanta guita tiene, tal vez el cuarenta por ciento de la gente son tipos pagados por Macri para decir que son buenos.
-Tenemos que comprar una gaseosa, vamos al kiosco.
-No, porque los kiosqueros son policías, para esos existen los chinos, con ellos no importa si estás del orto, si igual no entienden nada. Te hacen sentir cómodo.
-Vamos a la plaza, después.
-Sí, pero voy a cambiarme la remera del Arsenal, porque negro con ropa deportiva es igual a chorro. Seguro me detienen, me llevan a la comisaria, me inventan un montón de causas y paso doce años en Sierra Chica. Por eso mejor me cambio.
(…)
-El lunes les voy a decir, no creo que el chabón sea tan brillante para pensar todo eso.
-Vamos a ver el pesebre viviente.
-¿Dónde está Jesús?
-Ahí, en brazos de María.
-Está medio baqueteada María, ¿no se suponía que fuera una chica?
-Mirá ese tipo raro, patizambo y con remera de guardavidas, ¿cómo hará para salvarte si te estas ahogando?
-No sé, pero tiene pinta de abusador de menores y está cuidando a los niños.
-Ahora se quiere robar el Trencito de la Alegría.
-Nos va a chocar.
-Todo esto está organizado por la Comisión de Tradicionalismo de la Municipalidad de La Plata, ¿existe eso?
-Al parecer, me imagino que pensará si me ve, mi yo del futuro.
-Peor si te ve tu yo del pasado, tu yo cuando tenías cuatro, cinco, seis años.
-Miedo.
-Ese me pegó cuando era chico, entre dos me pegaron.
-¿Queres que le matemos a la hija?
-Mejor vivir sin rencores.
(…)
-No puede ser que todo nuestro bagaje cultural provenga de Los Simpson.
-Prat Gay está demasiado maquillado, es naranja casi. Según él, vendían una realidad que no era ésta, y creo que se tocó abajo cuando dijo ésta.
-Creo que estoy re loco.
-Yo no, estoy recareta.
-La primera muestra de que estás loco, es decirte que no lo estas. Vos no vas por la vida, digamos, rindiendo un examen y en el medio del examen decís Estoy recareta, no te lo preguntás porque es obvio que lo estás.
-¿Le pregunté al chino si le había costado aprender español?

-No sé, creo que no. Te digo una última cosa, a modo de consejo. Cuando pienses que no tenes dignidad, pensá en Majul y listo.

sábado, 17 de diciembre de 2016

La Oscura Risa de Todos Estos Meses I

El Periodista de la Redacción ve la notica y no la entiende. No puede ser, se dice, todos sobreseídos, no puede ser, es la mentira más triste de todas. Las letras de molde informaban con cierta sorna el sobreseimiento de los empresarios en la causa de la papelera. Había en la redacción de la nota un halo de burla, las palabras transmitían una arrogancia, un canchereo, el inevitable sentimiento de victoria de quienes se sienten ganadores. Dicen que aquellos que nunca pierden, son incapaces de asumir una derrota; el triunfo es tan natural que les parece inaceptable no obtenerlo. Ahora, ahí se los ve, sacando pecho, como un gallo después de una riña. Él trabaja desde hace muchos años en la redacción del diario de la ciudad; es eso, un trabajo, un medio de subsistencia. Soporta escribir notas con un solapado tono de centroderecha, realizar alguna pequeña operación de prensa para un empresario amigo del dueño, inventar o exagerar alguna información para rellenar espacio. A cambio, recibe una modesta suma con la que paga las cuentas, mantiene a la hija, no mucho más. Se siente con cierta alma de poeta, escribe haikus en su tiempo libre. No sufre ningún remordimiento por su trabajo; cuando era más joven, creía que una ulcera le quemaría el estómago, pero eso no ocurrió. Acepta que no es diferente a otro oficio. Algunos compañeros no lo soportaron, salieron despavoridos en cierto momento. Sobre todo uno. Pero estas cosas lo superan. Es demasiado evidente. Se sumaba al desatino del juez oficialista sobreyendo a los funcionarios beneficiados con el delito investigado. Todo parece una enorme burla, como si el Gobierno se empeñara en mofarse de la gente. Todo esto es un chiste cruel, piensa. A veces, no queda otra que reírse. El celular vibra sobre la mesa. Número Desconocido. Imagina quien puede ser, aunque no que quiere. Atiende.
-¿Seremos parte de los argentinos que dice el Presidente?- dice una voz del otro lado.
El Periodista de la Redacción la reconoce enseguida.
-Reapareciste. ¿Cómo andas, tanto tiempo?
-Bien, creo, ¿vos?
-Igual que siempre- el Periodista esboza una sonrisa- por lo que veo, estuviste poniéndote al día.
-Jajaja, es cierto, quise irme, pero me veo obligado a volver ante tanto dislate, ¿vos podés explicarme quien carajos son “la mayoría de los argentinos”? Debo admitir, eso sí, que es una construcción interesante, porque admite que podría haber argentinos que no están de acuerdo, sin abandonar el terreno de la entelequia.
-Es cierto, no hay que escarbar demasiado para encontrar la evidencia ideológica. Creo que tenías razón, en algún punto, lo que cambió fue el eje del relato.
-Es que siempre va a existir eso, siempre va a haber un enemigo, la cuestión es quien es señalado como tal, aunque cuando escuchas al Protector de los Hombres Rozitchner, te quiera hacer creer lo contrario.
-Es el Foster macrista, pero hay que tomarlo en serio.
-Es a la persona que más tomo en serio de todo el Gobierno, más que a la Pato ToroRico, que piensa que los comentarios en redes sociales pueden voltear un presidente.
-Mientras, sobreseimiento para todos y todas.
-Dicen que la gente tiene que trabajar, que basta de mantener vagos, que la cultura del esfuerzo, tipos que en su puta vida trabajaron, que en su puta vida les salió un callo en la mano por trabajar. Son todos hijos de rico. Hablan de educar al pueblo y son ignorantes. ¿Sabés cuando sospecharon los de la prueba PISA que algo andaba mal? Cuando Macri se puso un 8.
-Ni hablemos de la parte económica, de la cuestión dura y técnica.
-Es que eso es obvio. La cuestión no eran las medidas, que se sabía que iban a tomar, la cuestión es el dispositivo ideológico y discursivo que se construye para que la gente naturalice esas medidas, para que se acostumbre, para que las perciba como inevitables. En una época, alguna gente de la izquierda te decía que eso no iba a pasar, que la gente iba a salir a la calle a defender esos derechos. No funciona así, a la gente la pueden convencer de cualquier cosa. Por eso intento volver, por más estéril que sea, hay que intentar que no se naturalice la mentira.
El Periodista de la Redacción se queda en silencio un momento. Busca un video en You Tube.
-¿Tenes una Pc cerca?
-Sí
-Ahí te paso un video, te va a gustar. Lo de Venezuela es increíble.
-Sí, para Macri, la Justicia funciona según consensos, es similar a lo de Milagro Sala, a la mayoría le parece, entonces está bien. La mayoría es una forma de decir “lo que a mí me parece”. Habla de democracia y derechos humanos y respeto a la libertad, pero en realidad, quienes los violan según él, siempre son los pobres, los negros, los populistas. Eso valores, que son muy importantes, son apropiados por la derecha y vaciados de contenido, es como la palabra honestidad, ¿Cómo carajos dejamos que la derecha se apropiara de la palabra honestidad?
-¿Viste el video?
-Estoy en eso.
La línea queda en silencio durante unos segundos. El Periodista de la Redacción se sonríe, sabe que es un material interesante. Es algo que remite a un hecho cercano en la política argentina, algo que tuvo gran influencia en una elección provincial. Escucha a la voz realizar una interjección de asombro. Luego, suelta una carcajada demencial.

-JAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJAJJA.


viernes, 16 de diciembre de 2016

David Lynch ha muerto I

Karen contó las monedas en la caja registradora por cuarta vez en la noche. Los días de semana se hacía interminable el turno. A veces, aprovechaba para leer alguna cosa; mayormente de la facultad, aunque en otras ocasiones se llevaba algo que le gustara. Solía tener tanto tiempo libre, que podría haber leído la Biblioteca Nacional; pero después de un rato, la vista se le cansaba y dejaba los libros de lado. En la estación de servicio, había una tele y varias mesas; algunos insomnes, vagos o noctámbulos las usaban para matar el tiempo. Había, también, un chico que oficiaba de guardia de seguridad y otro de playero, aunque sus jurisdicciones eran diferentes. Pero todas estas descripciones son vanas; sirven, quizás, para situarnos en un escenario, en un clima. La estación de servicio, ubicada en un barrio tranquilo, era un barco luminoso encallado en una marea oscura, visitado de pasada por algunos transeúntes fantasmas, que buscaban cigarrillos, alguna bebida, combustible o un café. Lo importante no es eso. Lo importante es Karen, la chica morocha y flaquita, de ojos dulces, que espera con una sonrisa de porcelana detrás del mostrador para cobrar; la chica que sueña todas las noches con que sea la última de trabajar allí, que sueña con recibirse y poder ejercer su profesión; la chica que soporta estoica los coqueteos y palos de todos los tipos calentones que pasan por allí, respondiendo siempre con simpatía, pero también con firmeza. Eso es lo importante de este párrafo, no la estación de servicio. La mirada agotada de Karen, mientras busca algún canal de televisión donde pasen música decente y no solo imitadores de Arjona y Pittbull; o su hastío al escuchar los audios de WhatsApp que le mandan su novio o sus amigas, ni que hablar cuando ve las actualizaciones de Facebook o Instagram. Todas las noches siente que su cabeza puede colapsar, pero se dice que no, que aguante, que ya se va a recibir, que escapará de allí de alguna forma. Y tapa, se narcotiza, mira la tele, lee alguna fotocopia, cuenta las monedas, chequea el celular. O habla con Ezequiel, el adolescente gordo y granoso, de piel impactantemente blanca, que cae todas las noches con alguna historia rara.
“…desde esa noche te extraño en mi habitación/ creo que puedo caer en una adicción/ contigo…”
-¿Pero que es esta mierda?- dijo Karen, y cambió de canal.
Ezequiel le sonrió. Seguro en un rato le saca charla. Allá viene el chico lindo, pensó, mientras veía entrar a un joven morocho con un jopo raro. Ella sonrió con su mejor cara. Él se acercó al mostrador, algo tímido.

-Quería comprar cigarrillos- le dijo Bruno, con voz suave.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Yo no te escuendo nada.

El tipo me mira, con los ojos de siempre.
-¿Y esto sirve para votar?
-Sí- le respondo- es el documento. Sirve para todo.
-¿También para votar?
-Sí.
Que espíritu cívico, pensé, pero es habitual que la primera pregunta sobre el nuevo DNI sea por la metodología de votación, lo cual nunca deja de llamarme la atención. No les interesa ningún otro tramite posible que puedan realizar, sólo si sirve para votar y de qué forma se instrumenta. Más allá de todo, las elecciones parecen representar algo para la gente. En otra casa, una señora le dice a la nieta Yo no te escuendo nada. Le amo. A mí, por otra parte, parece seguirme una mariposa naranja; la veo por todas partes, siempre revoloteando alrededor de la bicicleta. Se podría argumentar que las mariposas son comunes y, entre ellas, el color naranja es el más usual. Puede ser, pero esta mariposa siempre parece surgir de la nada, no es que la veo a lo lejos. Voy andando y, de pronto, veo un pequeño pliegue anaranjado que revolotea alrededor de mí; pareciera que quisiera acercarse, posarse sobre mí, pero el viento, la velocidad, el vértigo de la situación le detiene. Atemorizada, se aleja, se pierde de mi vista. Mañana, en alguna otra parte, volverá a aparecer. Tal vez, algún día, pierda la timidez y duerma sobre mi pelo. Pero dejemos esta seudo poesía de lado, al menos por un momento. Hoy surgió el tema, no recuerdo por qué, del premio al mejor compañero en la primaria. Y también surgió del fondo de mi mente, otro frustrante recuerdo de mi infancia. No existía momento del año escolar en que toda la farsa social quedara en mayor evidencia que cuando se elegía al mejor compañero. Porque no se elegía a quien era el mejor compañero (es decir, a quien mejor levantara las banderas del peronismo, perdón, no pude evitarlo), se elegía, decía, a quien más amigos tenía. Es decir, no era un premio a quien mejor ejercía la solidaridad y el respeto por el otro, era un premio al lobby, lo cual era trágico. Y debe seguir siendo así. La lección era (es) que no sirve ser bueno, que ser bueno no trae reconocimiento; el rosqueo, el saber acomodarse, el rodearse de corroboradores es lo que, finalmente, trae reconocimiento. Sin embargo, sigo creyendo que es mejor ser bueno. Dos cositas para terminar. No creo que Marcos Peña represente a la derecha cuando dice que “El pensamiento crítico puede ser dañino” o algo así. Cosas similares he escuchado en militantes kirchneristas o de izquierda; hacer más y pensar menos, se resumiría. Creo que la renuncia a la reflexión representa un síntoma de época, es algo transversal a nuestras generaciones. Las personas, en general, no quieren pensar, o quieren hacerlo lo menos posible. La frivolidad no pasa, en todo caso, por una postura política o por esbozar cierto compromiso social; pasa por no querer involucrarse con el otro de una manera más humana, más real, más sincera. Y, por último, no fui a ver a Kiciloff en la plaza, no. Voy a ir a verlo a Prat Gay, después de que abandone el ministerio y salga a codearse con el pueblo por las calles.

PD: En el entretiempo de la Copa Argentina, pasan una publicidad del Ministerio de Energía de la Nación, hablando sobre el ahorro de electricidad. Basta chicos.  

miércoles, 14 de diciembre de 2016

David Lynch ha muerto

Recordó el episodio como si hubiera sido ayer. Incluso, por un momento creyó que había sido ayer. Era un incidente muy menor, intranscendente diría. Sin embargo, la imagen volvía constantemente a su cabeza. Una tarde de noviembre, cuando estaba por cruzar la calle, una camioneta estuvo a punto de atropellarlo. Recordaba con detalle cómo iba a dar un paso hacia la fatalidad, cuando el vehículo pareció surgir de la nada; pasó frente a él como una exhalación, como dándole un beso. Estaba tan distraído que no lo vio en ningún momento. Luego, se quedó parado unos segundos, observando la vereda de enfrente. Por un instante, se salvó de sufrir un horrendo accidente. Nadie se percató en ese momento de lo acontecido, y con el tiempo el incidente parecía demasiado pequeño. Pero, regularmente, la imagen de la camioneta gris, pasando a escasos centímetros de su cuerpo, retornaba, molesta, a su cabeza. En alguna parte de él, sentía que todo lo que ocurrió después de eso, tal vez fue de regalo. O mucho peor, tal vez no ocurrió, tal vez él está muerto, tal vez está atrapado en una especie de purgatorio, esperando un dictamen oficial que le asigne su lugar en la eternidad.
-Claudio, te hago una pregunta- le dijo a su compañero de departamento- ¿no crees, a veces, que en realidad estamos muertos, que nos morimos en algún momento, pero nuestra consciencia se empeña en negarlo, se empeña en hacernos creer que aún estamos vivos?
Claudio quitó la vista de la computadora y lo miró con algo de hartazgo.
-Te hago una pregunta yo, Bruno, ¿el objetivo de tu vida es arruinar la mía? En serio te lo pregunto.
-Bueno, es sólo una pregunta.
-La mía también, la mía también, hablando en serio, me parece que David Lynch pasó de moda. Creo que la novedad se trasformó en recurso, el recurso en cliché y el cliché en autoparodia.
Bruno abrió el paquete de cigarrillos y notó que estaba vacío.
-Puede ser, tal vez la gente comprendió que él nomás puede hacer ese surrealismo pomposo y oscuro, ¿no hay más cigarros?
-¿Hay en el paquete?
-No.
-Entonces no hay, no tengo cigarrillos escondidos por el depto, si no hay en el paquete, no hay.
-Voy a ir a la estación de servicio a comprar.
-Cualquier excusa es buena para chamuyar a la cajera, ¿no?
-Es lo único que está abierto a esta hora.
-No sé por qué te gustan las mozas, las ventanilleras, las cajeras, las kiosqueras.
-Son amables, por eso.
-Es su trabajo, ser amables con los giles para vender.
Bruno sonrió mientras abría la puerta.
-¿Necesitás alguna otra cosa?

Claudio negó con la cabeza mientras volvía a la pantalla de la PC. Mientras la brisa invernal le golpeaba la cara, recordó cuando conoció a Clara; también, inevitablemente, recordó su muerte. Eran cosas que habían pasado desde aquella tarde en la que la camioneta lo rozó. También Lynch, de algún modo, había sido tragado por la entropía. Y la estación de servicio seguía quedando a dos cuadras…

martes, 13 de diciembre de 2016

Cuando Palestina sea Campeón del Mundo

Vistos los últimos acontecimientos acontecidos en esta residencia, se declara emergencia habitacional y se dispone que los únicos seres vivientes y sintientes a los que se les otorga la ciudadanía son:
-Quien suscribe.
-La Gata.
-El grillo que vive debajo de la cama y me gusta creer que es mi consciencia.
-Algunas arañas.
Al resto de alimañas y afines se les ordena que, por propia voluntad, se acerquen a las puertas de la oficina migratoria donde se les asignará destino. Quienes no lo hicieran en el plazo de 48/ 72 horas, serán buscadas en sus domicilios y se las llevará a través de la fuerza pública a los lugares asignados. Sin más, La Administración.


“…y a dónde se nos fue el amor/ a dónde perdió el avión/ que tren extraño tomó/ la puta que lo parió…” Siguiendo un poco la línea de ayer, según Zizek, enamorarse es como caerse. Según Silvina, es perderlo todo, el asco, la vergüenza, todo. Ambas definiciones se unen y se complementan en algún punto. El enamorado se expone, es vulnerable, se somete a la voluntad del otro, y no tiene defensa ante eso. Es lastimado, y no puede defenderse. “…a dónde queda el porvenir/ cuando te queres morir/ de qué me voy a reír/ buscando una explicación…” Por lo tanto, el enamorado cae y pierde. Sufre, básicamente. Si se me permite la metáfora, es como Palestina. No puede elegir una vía diplomática, porque Israel ostenta el poder y se pasa por el orto las resoluciones de la ONU. Pero tampoco puede ejercer una violencia directa, porque también lleva las de perder; un hombre-bomba son miles de palestinos muertos a misilazos. Por lo cual, se encuentra encerrado en un espiral: no tiene más que resignarse a su destino de sufrimiento y disgregación. Pero no creo que sea tan terrible. Tal vez haya que dejarse caer, tal vez haya que intentar una conexión con el otro más profunda, más intensa, y dejar de lado el caretaje, la cuestión superficial, tal vez haya que entregarse al sufrimiento. Al fin y al cabo, el disfrute intenso y real sería imposible sin ese sufrimiento. Y la canción tiene que ver con eso. Uno se siente así ante la persona amada; sucio, pequeño, vulgar, una mierda básicamente. Y el Arsenal volvió a pechear hoy, Dios, no se puede creer tanta frialdad. A veces pienso eso, que esperarte es como esperar que el Arsenal no pechee, es decir, es esperar lo que no va a ocurrir; tal vez tenga más suerte si el 6 de enero espero a los Reyes Magos. “…venía abstraído cuando te encontré de frente/ y no había puente…”

lunes, 12 de diciembre de 2016

Eya y el personaje

Te conozco, a ver, miráme dice Eya, ya sé lo que te pasa. Ya está, ya fue esa historia, no quiero saber más de ese enrosque, responde el personaje. Eya se ríe, lo observa con ternura y algo de pena. Me das pena, le dice, en serio, querete un poco. Ya está, insiste el personaje, intentando convencerla a ella y también a él mismo. No va a terminar, le retruca Eya, te apuesto lo que quieras. Bueno, dale, acepta el personaje, ¿qué te parece un kilo de helado…de Thionis? Bueno, igual vos vas a tener que pagar, así que elegí lo que quieras. No, vas a ver, ya se terminó. ¿Cuándo caduca la apuesta? ¿en una semana?, lo apura Eya. Te tenes confianza, si queres hasta fin de año, total ya está. Que divertido, son el folletín del verano y no se va a terminar, le insiste Eya, ay, bebé, que ingenuo sos a veces. Si, sobre todo por no animarme a contar los detalles escabrosos de la apuesta, piensa el personaje, mientras escribe esto. Eya lo abraza y le dice que todo es inútil, que de nada le sirve quererlo, que al personaje le gusta sufrir, que para escribir necesita esa conexión autocompasiva consigo mismo, en realidad esto último es la conclusión del personaje sobre lo que Eya le dice, no lo que Eya textualmente le dijo, pero no importa. No escribís cosas que conecten sin ese sufrimiento, creo que en el fondo te gusta eso, te gusta que te boludeen, te gusta ser el tipo al que le va mal, continua Eya, no te conviertas en eso, no te conviertas en tu propio artilugio discursivo. Es cierto, tal vez debería escribir sobre putos, queer, sexualidad explicita, eso vende. Lo cual es irónico si uno lo piensa. Pero como siempre digo, mejor no pensar. A veces, es como si todo hubiera sido una pesadilla, como si aún estuvieramos sometidos a un sueño terrible; nos pellizcamos, nos miramos, hay un vago balbuceo para explicar que fue lo que salió mal. Pero no hay respuestas ante tanta perversidad. Ya pasó un año de la asunción de Macri. Sin embargo, a veces la vida nos sonríe, trata de reivindicarse de tanta inmoralidad a la que nos somete. Hoy, por ejemplo, en el supermercado me regalaron dos Patynesas, que son una especie de manufactura alimenticia, un subproducto hecho con sobrantes vacunos y comercializados por Quickfood. No es un gran regalo, pero es algo. Por lo menos es un indicio de que las cosas pueden mejorar. Después, el personaje se entera que el Arsenal enfrentará al Bayern en octavos de Champions y otra vez se deja ganar por la desesperanza. No importa, se dice, el Arsenal no va a pechear esta vez, esta vez va a ser campeón europeo. Pero se miente, se miente a sí mismo como tantas otras veces.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Conviene irse rápido de los recitales.

Supongo que no me gusta ir a Capital porque nunca puedo ver el lado amable de la ciudad. No puedo observar sus edificios, sus monumentos, sus lugares históricos como el maquillaje turístico y elegante con el cual CABA quiere vestirse. Veo la pobreza, la gente revolviendo la basura, pibes tomando vino, extranjeros viviendo en pensiones, pero extranjeros pobres, no extranjeros cool de Palermo, tacheros pasados, gente alienada y al borde del colapso mental, la degradación absoluta de la civilización, el limite mismo de la sociedad argentina, bueno, eso. Como si el Teatro Colón no fuera más que una máscara que intenta ocultar todo eso, que intenta ocultar el verdadero rostro voraz de lo porteño. Será por eso que no me gusta, porque no puedo dejar de ver toda la miseria que se intenta envolver con vulgares campañas de marketing y packaging y todas esas cosas. Creo que, al fin y al cabo, a veces es mejor la foto. Lo mismo pasa con las personas. Cuando uno admira a un músico, un escritor, un deportista, cuando a uno le gusta lo que hace esa persona, tiende a construir una imagen, un mito personal alrededor del ídolo. Como si sobreimprimiera una creación propia, una construcción particular, intima, que uno hace del artista sobre el original, que, por lo general, tiende a estar muy alejado de esa construcción. Finalmente, uno convierte al sujeto admirado en objeto admirado, le quita humanidad, lo transforma en un frasco de sus propias necesidades. Por eso, cuando por alguna circunstancia casual, uno ve al artista envuelto en la miseria de lo mundano, derrotado por lo absurdo de lo cotidiano, entonces uno siente cierto grado de decepción. Es mejor verlos desde lejos, allá, arriba del escenario. Me pasó ayer, justamente. Después del recital en el Konex, me crucé con Zambayonny cuando salía con su camioneta de un estacionamiento a la vuelta del lugar. Primero, mordió la bajada de la salida; estacionó y subió las cosas. Su guitarra, alguna valija; lo acompañaban la mujer y la madre. En un momento, se queda parado y observa el borde del techo del vehículo. Tenía un abollón.
-¿Y esto?- pregunta, algo ofuscado.
Uno de los encargados del estacionamiento se erige de su silla. Era gordo, morocho, con brazos que no tocaban la cintura. El hombre se acercó y observó la abolladura.
-No sé- respondió, con claro acento paraguayo.
-¿Cómo no sabés? Yo lo dejé abajo y vos lo subiste – insistió Zamba
-No sé. No lo toco nada, imposible, no hay columnas arriba, no lo toco, no lo toco.

Zamba nos observó a todos los casuales espectadores del hecho, como buscando respuestas, como intentado efectuar una queja que fuera más allá del simple incidente material, como si su malestar fuera con la caprichosa injusticia con la que se maneja el mundo. Allí, sin su guitarra, sin sus canciones, sin la protección de su banda y del escenario, era uno más de nosotros, un simple mortal sujeto a los antojadizos designios del destino. Daba algo de tristeza ver al ídolo tan desprotegido, tan a la merced del sinsentido de lo cotidiano. Luego de esos escasos, pero intensos segundos, Zamba dijo Esta bien y se subió a la camioneta para perderse en la inmensidad de la ciudad. Y yo me quede ahí, intentando entender por qué el único momento más o menos cercano con él, no es un hecho de jolgorio o celebración, sino un momento patético, vulgar y hasta diría olvidable. Por eso, es mejor irse rápido después de los recitales.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Un pequeño pedazo de ideología

Pegaron volantes de una pizzería en la puerta de casa. Con cinta scotch, colocaron tres a la altura de la cintura y otros tres casi en la parte superior de la reja; supongo que para cubrir todo el rango de estaturas que podría haber en la casa. Entro a un negocio y espero a que me atiendan; detrás de mí, ingresa una mujer muy anciana, que camina apoyada en un bastón. Se mueve, busca, se para junto a mí. Cuando la chica me va a despachar, la señora se mete. Asegura que yo entré después. Lo afirma con severidad, me mira a los ojos, con firmeza y decisión, como si yo fuera una vil alimaña que intenta colársele a una anciana.
-Estaba él- dice la chica y sonríe.
Podría empezar a despotricar contra los viejos, como hago habitualmente, pero no, entiendo a la señora, me pongo en su lugar. Si, al fin y al cabo, pareciera que yo no existiera. Y tal vez es cierto, tal vez estoy desapareciendo de a poco. No la culpo a la pobre señora, si siempre fui un poco invisible. Pero basta de autocompasión. Es hora de salir, dar una vuelta, vivir la vida, con la gente joven, etc. Un amigo me pasa una latita de Red Bull. La observo. Dice que contiene cafeína y taurina. Red Bull te da aaaaaalas, pienso y luego se lo digo. Ese pequeño objeto, una bebida energizante, un pedazo de metal moldeado, es una ínfima muestra iconográfica de algo más grande.
-Esta bueno, te levanta y es más rico que el Speed- me dice.

Lo pruebo y debo admitir que tiene razón. Pero Red Bull es un gigante corporativo. Es una empresa que está arraigada en miles de países y que instala su marca a través de una osada campaña publicitaria. Red Bull GmbH ha comprado clubes de futbol en Austria, Alemania, Estados Unidos, Ghana y Brasil; tiene escuderías de Formula 1, de Nascar y de Stock Car; posee equipos de Hockey sobre hielo y estadios colosales en diferentes puntos de Europa. De la mano de sus millones, ha puesto en duda la identidad de clubes históricos y también ha puesto en debate cual es verdadero espíritu competitivo del deporte. Pero Red Bull gana y eso la hace indiscutible. Ahora, tengo en mis manos esa pequeña lata con dos toros rojos a punto de chocar entre sí; es parte de un enorme conglomerado de poder económico e influencias. Su contenido o la función específica de la bebida no resultan importantes, no son más que una excusa; la empresa representa ideales concretos, relacionados a la eficiencia, el alto rendimiento, la superación individual y colectiva, la derrota de nuestros adversarios, débiles por no consumir lo que nosotros, por no ser lo que nosotros. Esto es algo de lo que representa esta lata. Es un pedazo de ideología lo que cargo entre mis dedos. Levanto los ojos y veo la ciudad. Es igual que casi todos los días. Nadie se preocupa por estas cosas. Red Bull es una empresa austriaca. Malditos austriacos. Vamos a Liverpool, el aniversario de la muerte de Lennon. Parece una buena forma de homenajearlo. Hay posters, gigantografías, toda clase de elementos relacionados a The Beatles. Pero no pasan su música. Está bien, supongo que es una buena decisión. Malditos austriacos.

jueves, 8 de diciembre de 2016

La oscura risa de todos estos meses

“Pareciera que no aprendo más”. El hombre, tan delgado como siempre, observa el cielo desde la terraza de su edificio. El sol se esconde en una marea naranja y violeta. “Todo lo que había construido, desapareció de un plumazo, de un soplo, como si nunca hubiera existido”. Apenas escucha el ruido de los autos, su cerebro está enredado en un mar de pensamientos. Se pregunta cuándo va a aprender, cuando va a dejar de cometer esa clase de errores. Una entrevista, una sola entrevista alcanzó. Las fuerzas policiales ingresaron al canal y lo detuvieron; lo mantuvieron demorado en una comisaria durante toda la noche. Lo golpearon para obligarlo a dejar su activismo en contra del Gobierno; allanaron su casa y destrozaron todas sus cosas. Le bloquearon su canal en You Tube y le prohíben crear otro. Dar la cara, ese fue el error. La oscuridad le daba poder, lo hacía peligroso. Al darse a conocer, se convirtió en un hombre común. Se dejó ganar por la tentación de las luces de la televisión. Creyó que el Gran Medio era un juego más, algo de lo que podría salir ileso. No olfateó la trampa, se dejó obnubilar. Pensó que él los manejaba a ellos, pero siempre fue al revés. Ahora pasa gran parte de los días en la terraza. Siente un enorme vacío cada vez que ve las habitaciones vacías, de las cuales tuve que tirar todo lo destruido. Sentado contra una pared, observa como el cielo se oscurece. Chequea alguna actualización en el celular. Ya casi no tiene batería. Ve un título que le llama la atención. El vicio lo puede, aunque ya no lo entusiasma. A nadie parece importarle tanta ineficiencia. Hasta la oposición más radicalizada lo tildó de “Terrorista”, o calificó sus acciones de excesivas. Esto va a seguir así, porque todos manejan y reproducen el mismo sistema de valores y relaciones, se dice el hombre, si para vencer al Pro, hay que ser como el Pro, estamos fritos, ahora, nunca entendimos que la soberbia con la que nos manejamos es la que nos llevó a esto, a veces, el kirchnerismo representa la misma soberbia y el mismo conchetaje que el Pro, pero recubierto de una cáscara nacional y popular. Esto es un desastre, concluye el hombre, y va a empeorar. Hace rato que no se ríe; a veces, se sonríe con resignación ante alguna noticia, pero no más que eso. Vuelve a la pantalla del celular. La luz empieza a titilar, la batería está en un rojo furioso. El hombre suspira. Relee el título que le llamó la atención.
Marcos Peña afirma que el Gobierno no se dedicó a hablar mal de la gestión anterior.
Hay un video, lo abre. Sí, dice eso. No puede ser, no puede ser. El hombre siente que algo se le revuelve en las entrañas. No pueden tener tanta impunidad, no puede ser. Vuelve a mirar el video.
-Ustedes no le dijeron a la sociedad de la herencia que recibieron, porque era desastrosa- arranca Majul, con pelota dominada- no se la dijeron, porque yo he hablado con funcionarios del Gobierno, por dos razones, una porque tenían miedo de que la inicial ola de optimismo se convirtiera en pesimismo, y la segunda, porque se suponía que el Mundo no les iba a prestar, pero que no se lo dijeron, no se lo dijeron, claramente.
-Si mirás el discurso del primero de marzo, en el informe El estado del Estado, claramente lo dijimos- Marcos Peña completa la jugada- lo que no hicimos, que es una costumbre histórica de nuestro país, es dedicarnos a hablar mal del Gobierno anterior, nos dedicamos a trabajar, y el énfasis está puesto ahí, claramente.

No lo puedo creer, se dice el hombre. En estos dos meses, han terminado de matar a la verdad. La verdad no sirve, no existe. La cuestión es sostener un discurso más allá de toda demostración concreta. Ni siquiera puede sostener la coherencia. No, no hablaron mal del Gobierno anterior, sólo presentaron un informe de 223 páginas especificando todo lo malo que hizo el Gobierno anterior. Pero si sería eso nomás, lo dejaría pasar. El relato de este Gobierno se basa absolutamente en criticar lo hecho antes; no hay un solo argumento que pueda sostener ningún funcionario, adherente, periodista corporativo para defender las medidas del Pro que no contenga señalamientos a los desmanejos de épocas anteriores. Es insólito. El hombre se para y se acerca al parapeto de la terraza. Observa cómo termina de morir la tarde; observa el vuelo coordinado de las golondrinas. Algo le sube desde el estómago a la garganta. Lanza una carcajada sonora, demencial, una carcajada que acumula meses de reproches y frustración. Comprende que no puede pelear consigo mismo, con quien es. Si en treinta y ocho segundos le dieron tanta magia, las cosas que debe estar perdiéndose. El celular no tiene carga. No puede parar de reírse. De alguna forma, va a volver. Debe volver. 

miércoles, 7 de diciembre de 2016

La culpa es de los espíritus


El siguiente texto fue escrito de forma no humorística por una persona que suponemos real; los agregados en paréntesis y cursiva son algunas consideraciones mías.

Todo tipo de violencia, son producidas por los espíritus. (bien, comenzamos bien, con un error de concordancia grande como el Monumental)
La violencia de género, es un problema que no se puede solucionar ni se va a solucionar, ya que los que tienen que tratar el problema, no le encuentran la vuelta ni la van a encontrar, (este hombre va a hablar del problema de fondo, a pesar de su escasa elocuencia) porque no creen que existan los espíritus, (¿Qué carajos? Lo leo con atención) si uno sabe que no existen, ni siquiera lo tienen en cuenta que pueden ser los causantes de sus problemas. ( Wow, es increíble lo mal redactada que esta la oración anterior) No se podrá hacer nada, si no se lo hace con el poder de Dios, (continúe) pero la mayoría de la gente, no cree que Dios sea real, aun los creyentes, no se animan a confiar en Él (dos cosititas chiquitas, ameo, una cosa es plantear si Dios es o no real y otra si debemos confiar en él. Por caso, yo creo que Prat Gay es real, ahora, eso sí, no confío en él)
Los espíritus (que no existen según la ciencia) (el innecesario paréntesis anterior fue puesto por el redactor original) actúan de muchas formas. Toda debilidad que tenga una persona, es un espíritu, (la kryptonita) la debilidad, es algo con lo que uno no puede luchar, (es una buena definición, hay que admitirlo) Por ejemplo, el cigarrillo, la droga, el alcohol, la violencia, la mentira y muchas otras cosas, (me parecería pertinente que se especifiquen cuáles son esas “muchas otras cosas”, pero bueno, no importa) lo cual, la gente ni se imagina, que están actuando dentro de uno. (a ver, amigo, voy a hacerle una pregunta ¿es la gente o es uno el que no se imagina?) Los espíritus, actúan como un pensamiento dentro de la persona, (ay, mamá) por ejemplo, el que se droga piensa, que es uno mismo que necesita drogarse, pero en realidad, es el espíritu que necesita que la persona consuma, (alarma de pensamiento paranoico) si la persona o el joven (como todos sabemos el joven no es persona) no lo hace, se produce en la persona (o en el joven) el síndrome de abstinencia, pero es el espíritu, el que se siente mal, la persona, no puede discernir que no es él,(bien, entonces, la persona no es la persona, es el espíritu que no es persona que se hace pasar por persona, sin que la persona no se dé cuenta que no es persona sino espíritu, y el espíritu sabe que es espíritu y persona al mismo tiempo. Creo que lo entendí) el que produce todo ese acto de violencia, ellos no entran, si las personas no les dejan entrar, por eso viene primero la tentación una ves que se entró en la tentación, entra el espíritu,(chau, listo) entonces, uno se vuelve adicto. (cerrá la puerta que se te entra el espíritu)
La violencia de género. (punto) Es causada por un espíritu, (creo que no correspondía un punto antes) que no es exclusivo del hombre, también puede entrar en la mujer. (inserte chiste guarro aquí) Ellos entran en las personas, por algún trauma de niño, por pactos de los padres creyendo que lo hacían para Dios, (este motivo requiere un análisis pormenorizado, ¿Qué clase de pactos de los padres?¿no se daban cuenta que era algo malo?¿creían que sacrificar una gallina a la medianoche de un martes 13 era algo positivo para el niño?) por una experiencia personal negativa, por enojos momentáneos, (es bastante laxa la burocracia espiritual) son los momentos que son aprovechados por los espíritus para entrar en las personas, entran por la boca, pero también pueden entrar por el cuerpo, (más allá del chiste obvio, la boca es parte del cuerpo, hasta donde yo sé) pueden atravesar cualquier material, (sí, son espíritus, son inmateriales, dios, no me haga enojar) son como el aire, pero no son aire, (sé que esto puede resultar un poco quisquilloso, pero al decir que “son como el aire” está realizando una analogía, por lo cual está implícito que “no son aire”. Al realizar la aclaración, la oración se vuelve redundante) son reales, solo que no podemos verlos, (otra vez, ya dijo que atraviesan cualquier material, son como el aire y ahora que no podemos verlos, ¿POR QUÉ NO DICE, SENCILLAMENTE, QUE SON INMATERIALES?) muchos son muy peligrosos, por eso hay tanta violencia. (significa que hay espíritus buenos, supongo) La violencia de género sucede, porque las personas que tienen ese espíritu, en el momento de enojo, toman control de ellas, haciendo que reaccionen violentamente, en ese momento, la persona pierde el control de sus actos, uno puede convertirse en un instante, en el asesino de su mujer, su novia, una madre puede matar su hijo, como paso muchas veces. (no puedo dejar de imaginarme a alguien frente a un tribunal diciendo que fue poseído por un espíritu inmaterial, imposible de diferenciar de sus supuestos básicos instintos)
La gente no sabe de esto,(somos ciegos ante la verdad) porque no hay quien le diga lo que está pasando en su vida, a los espíritus no les interesa las marchas, (obviamente) no les preocupa las marchas, (imagino un bar de espíritus donde se juntan a escabiar y charlar sobre lo poco que les preocupan las marchas) por eso, no disminuye la violencia contra la mujer, lo mismo la droga, la inseguridad, la corrupción, por que es un problema de espíritus, (entonces debemos entregarnos al descontrol, imagino) solo con Dios se puede vencerlos, (ah, no) no digo las religiones, que no pueden hacer nada, (lo sabía) todo, es a base de esfuerzo humano, lo de Dios, es poder con su espíritu, lo que pasa en el mundo, está a la vista de todos. (es irritante la pésima redacción, ni siquiera sé que chiste hacer) Se puede solucionar los problemas en el país, pero no de esta manera, ya que los políticos solo piensan en las elecciones del 2017, (bueno, no imagino a un bloque de diputados presentando un proyecto de ley para combatir a LOS ESPIRITUS INMATERIALES Y MALIGNOS QUE PROVOCAN LA VIOLENCIA DE GENERO) esto se soluciona, solo con el poder de Dios. (Si Dios atiende, eso sí, aunque esto de Dios y los espíritus del mal que generan corrupción entre los hombres me hace acordar a una película, una de Carpenter y anteojos negros)

Rafa, no quería burlarme de vos, pero no sirve de nada ser bueno en este mundo hostil. Si quieren leer otras reflexiones de nuestro amigo Rafael Bareiro, aquí su página de Face:

martes, 6 de diciembre de 2016

Cangrejos

Manuel salió del departamento en el único minuto que no llovía. Las nubes se apoderaban del cielo con total parsimonia. No eran muchas cuadras y, con el paraguas azul en la mano, imaginó que sería un recorrido tranquilo. Recordó una idea que tuvo en esos días para un programa de televisión; era para una serie de cámaras ocultas, tipo Disaster Date o esa clase de porquerías de MTV. Pero el concepto era un poco retorcido. La reflexión era la siguiente: si para realizar una humorada era necesario construir un contexto que la contuviera, entonces, para que la broma sea imposible de vislumbrar y absolutamente efectiva, había que estirar esa atmosfera, ese entre, como se dice habitualmente, hasta límites insospechados. Por caso, establecer una relación, casarse, tener hijos, adquirir un crédito hipotecario, sostener un matrimonio por veinte años, todo para, en el momento oportuno, jugar una estúpida broma y confesar que todo no era más que un engaño, un elaborado truco para rellenar un espacio televisivo. Se llamaría “Lo planeé durante años”. El principal escollo sería el presupuesto, dado que los productores televisivos verían como un gasto excesivo y a largo plazo la realización del programa. En todas estas cosas pensaba, cuando una lluvia helada y furibunda le comenzó a caer encima. Abrió el paraguas y se dispuso a continuar con sus cavilaciones, pero el viento se lo impedía. La tela azul volaba, como si quisiera huir pertinazmente del esqueleto de plástico. Debía reacomodar los pitutos marrones en las costillas del paraguas para poder seguir usándolo, pero se empapaba cada vez que lo hacía, aun cuando buscara un techo, dada la inusitada violencia del temporal. Fue a buscar a Magaly a la parada y la encontró hecha sopa; los dos apenas se podían refugiar debajo del paraguas.
-Me quedé conversando con una chica en la parada.
Manuel a veces se dispersaba cuando ella hablaba; sentía que debía realizar un gran esfuerzo para seguirla. En muchas oportunidades, sucumbía a sus fantasías.
-Entonces, me comentó que tenía un amor mal sano por el padre- relató Magaly.
-¿Quién? ¿la chica de la parada?
-No, no, ¿Cómo me va a contar eso la chica de la parada?
-Qué se yo, la gente se siente tan sola…
-No, bola, la gordilla que estaba el otro día en el asado.
-Ah, claro.
-Que está repartible, te digo.
Manuel nunca sabía que responder a esos comentarios, así que se limitó a sonreír. Caminaron en silencio unos metros. Ya casi estaban llegando a la editorial. Magaly le había conseguido una reunión con una gente que estaba dispuesta a publicarle su novela; ella iría como su representante y lo ayudaría a hablar.
-¿Te acordás el numero?
-235
-Acá es, igual tiene un cartel.
-Sí, tiene un cartel.
-Pero dijiste que era una casa.
-Sí, una casa con un cartel.
Los recibió un hombre de mediana edad, calvo, que se presentó como Nicolás y los invitó a pasar. El garaje era una pequeña cascada, dada la bajada del agua.
-Ese no es nuestro problema- comentó el hombre.
Ingresaron a una oficina bastante amplia, con una tenue luz ámbar y papeles por todas partes. Se sentaron los tres y hubo un silencio algo incómodo.
-Que buena película- dijo Nicolás, señalando la remera de Manuel.
Él se quedó callado, porque no sabía que responder cuando le decían eso. En todo caso, comenzaron a charlar sobre la novela en cuestión. Primero, encarando la parte operativa, de costos, modos de trabajo.
-Las cuestiones de corrección están a cargo de mi socio, Sergio, que ahora no está, pero es él el que lee todo a fondo.
Después le preguntó a Manuel de que iba la novela. Lo pensó durante unos segundos.
-Hay dos personajes, Alejandro y Fermín, que tienen una conexión, aunque durante la trama no se sabe cuál es, son amigos, pero nunca están juntos en la narración. Es difícil de contar, porque son dos historias paralelas que no parecen tener relación entre sí, pero finalmente se conectan. Alejandro es un personaje joven, melancólico, que siempre está fantaseando, un poco triste, un poco en su mundo. Bueno, él se enamora de una chica nueva en el barrio, Verónica, que medio lo histeriquea, medio no, y Alejandro se enrosca en un montón de cavilaciones y eso. Fermín, por otra parte, es un personaje que…
-Bueno, ahí llega Sergio justo.
Un hombre delgado y un poco encorvado ingresó a la oficina. Los saludó con cordialidad y se sentó.
-Me estaba contando la trama de su novela- dijo Nicolás.
-No, pero deja, no es necesario- respondió Sergio- después la voy a ir leyendo y ya la charlaremos.
-Bueno, bueno.
-Bien, entonces, ¿están adentro?
Manuel la miró a Magaly, que asentía con la cabeza.
-Ella es mi representante- comentó- sí, sí, estamos adentro.
Se dieron las manos y volvieron a la calle. Caminaron rumbo a 7, rodeados de silencio. La lluvia había cesado; ahora, una brisa fresca los envolvía.
-Para mí son pareja- dijo Manuel.
-¿Por qué siempre estas llevando todo a lo sexual?
-Vos me hiciste así, vos me hiciste ver eso.
Largaron una carcajada, mientras esquivaban algunos charcos.
-¿Sabés?- Manuel la miró de costado- tengo ganas de volver a Cine.
-Ah, bien, bien, la querés poner, me parece.
-¿Ves? Es lo que acabo de decirte, vos llevás todo para ahí.
Volvieron a reírse. Manuel no sabía si estar contento o no, con la decisión de editar la novela. Por un lado, le parecía un gran paso, y era natural estar entusiasmado. Pero por otro, sentía un enorme vacío en el pecho, como si nada pudiera satisfacerlo. Además, no era sólo el inicio de algo importante, también era abrir la puerta a un mundo de miedos, inseguridades y exposiciones que lo ponía muy nervioso. Magaly lo sacó de su cabeza.
-¿Qué pensás?

-En que cuando alguien ve a una persona pobre en bicicleta piensa Albañil, Hippie, Ecologista, Deportista, en cambio, cuando ve a una persona pobre en moto piensa Delincuente, Drogadicto, Peronista. ¿Entendes lo que digo? Es un pecado que el pobre ascienda materialmente.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Una forma elegante de decir moda.

¿Cómo puede ser que el Barsa se esté ubicando, lentamente, entre las cosas decepcionantes de mi vida? ¿Cómo puede ser que algo que, antes, representaba un momento de sosiego y tranquilidad frente a la hostilidad del mundo, ahora sea un escenario más de catástrofe? ¿Cómo puede ser que aquello que antes nos otorgaba un respiro de placer y belleza ahora se convierta en territorio del sufrimiento y los complejos? ¿Cómo puede ser que, uno a cero arriba y con todo controlado, estemos pidiendo la hora, reclamando pelotazos a la tribuna o anhelando la construcción de una muralla de concreto en la línea del arco de Ter Stegen? ¿Cómo puede ser que se haya perdido completamente todo estilo o recato o que, en el mejor de los casos, el estilo este en duda? ¿Cómo puede ser que Messi no desequilibre y sufra también el naufragio? ¿Cómo puede ser que el propio Guardiola sufra el desarraigo? Tal vez fue sólo un momento, un instante de entrecruzamientos únicos, imposibles, irrepetibles, lo que nos permitieron ser testigos de uno de los mejores equipos de la historia. Quién sabe. Los fanáticos del Aleti o de Mou, de parabienes. No importa. Sostengo lo mismo de siempre: no se puede vivir sin poesía. Nuestro torneo, el interno, sigue doliendo. Hoy casi no hubo comentarios, supongo que por la vergüenza. Uno de los rivales, según dicen, juega en Comunidad Rural, un equipo de la liga platense. Hay una queja pequeña; no se deberían permitir jugadores federados. Tal vez la próxima debamos hacer la gran Burns y contratar jugadores profesionales. Más allá de eso, el viernes encontré un pintor en plena calle; en realidad, vi cómo se le caía al chico, que venía en moto con la madre. No pude dárselo en ese momento, pero sabía quién era y donde vivía. Hoy se lo alcancé a la casa; me dijo que menos mal se lo llevé porque era el único que tenía. Cambiando de tema, no hay que dejarse llevar por la vanguardia y eso. Mire, decir vanguardia es una forma académica y elegante de decir moda; y la cosa con la moda es así. La moda es algo que da vueltas a la manzana; correr detrás de ella es inútil y desgastante, dado que siempre se está moviendo. No, lo que hay que hacer es pararse en una esquina y esperar a que la moda pase por allí. En algún momento va a pasar, aunque tampoco hay que confiarse. Por ahí, cuando la moda está veinte metros de nuestra esquina, un taxista totalmente pasado se sube a la vereda y nos aplasta. Y la moda llegará cuando no estemos para exprimirla.