jueves, 25 de agosto de 2016

Apuntes sobre la destrucción de un Microcosmos: Diez

Ahora nació un título para estas cosas; surgió de la nada, casi, como todo. Lo grafica bastante bien. Es una pregunta esa, imagino, ¿qué ocurrirá con el Cosmos, cuando todo termine? ¿quedarán pedacitos de Universo flotando sobre la Nada? ¿o sólo habrá vacío? ¿y cómo será ese vacío? ¿habrá algo, aunque sea inerte, en la Nada? ¿o la Nada será voraz, invertebrada, implacable? Algunos afirman que todo se reiniciará, que el Universo comienza todo el tiempo, que está naciendo y muriendo, ahora, en este mismo momento, en todo momento. ¿Qué le pasa a Ale? pregunta alguien. La cabeza apoyada sobre la batea, agotado, el fútbol de los miércoles me deja con pocas piernas. En la radio suena una canción que me recuerda al 2008, nunca supe de qué banda era, decía algo así como “vos queres enseñar y te faltan ideas”; me lleva a un momento particular, el día que se acabó la facultad para mí. Un flaco tocaba la guitarra y cantaba esta canción, en un departamento en pleno centro. No estábamos ahí para eso. Una capsula temporal me invadió. Después clavaron una de Maná, “Si no te hubieras ido”; otra vez el 2008, otra vez un momento puntual. Ese tema martillando en la radio, mezclado con un raro sabor a whisky barato, en una de las tantas noches tristes de aquel invierno. La nostalgia del dolor me invade con estas canciones de mierda. El operador de la emisora es un enemigo dispuesto a clavar una tercera puñalada. No le presto atención. Hace un mes y una semana, me sentía como el Ale Modelo 2006, ahora estoy en 2008; a este ritmo, en un par de meses estaré en mi mejor versión de 2013/14, pero, también, en pocos meses volveré al 2016, es decir, a 2006. Momento, entonces no existe un Ale Modelo 2016, este año es sólo un rejunte, una selección de momentos dorados, o no tanto. Sé que te gusta pensar en la planitud del tiempo, en su circularidad, susurra una voz, indefinida, a mi alrededor, pero no es el tiempo lo que vuelve, él que vuelve sos vos, vos sos la misma persona, cayendo en los mismos abismos, en los mismos patrones, con esa sensación de ahogo, esa certeza de no poder escapar de vos. La voz se detiene, por momentos parece de hombre, por momentos de mujer. “Lo mejor que tiene nuestra piel, es que no nos deja huir” hay quien dice. El personaje escucha el celular, atiende, es Eya. Esta feliz, consiguió trabajo. Hoy se cumple un mes desde que se fue. Nunca tuvieron fecha de aniversario, pero sí de ruptura. Siempre ha sido más importante la tristeza que la alegría. El siguiente fragmento es plausible de modificación o supresión. Al rato, se ven, se abrazan. Pero Eya también es circular y cae, otra vez, en lo mismo. Algo se quiebra, ya no es como antes. Ya no será más como antes. El personaje la perdona, la entiende. La quiere. No te preocupes, le dice, estoy contento por vos. Eya resiste las lágrimas. (no debería escribir esto, es muy prematuro, muy real, va en contra de todas mis reglas, pero bueno, no sé, estamos reconstruyendo de a poco, hay idas y vueltas, no es un drama) En la oficina, el Rojo pregunta quien está en Ensenada. Morison, Moroco, el Bicho, le responden. Pero si el Bicho se murió hace como dos años, comenta el Rojo. Y sigue yendo a trabajar, que bárbaro, esta es la clase obrera que necesita el país.

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