domingo, 5 de junio de 2022

Cosas que pasaron hoy #28

 Noté que el asfalto era violeta. La luz de la luna se reflejaba sobre él. Observé mis dedos cansados y una voz gritó a mis espaldas. Tené cuidado si vas a dormir ahí, escuché. Me di vuelta y pude ver a una sombra parada en la puerta de una casa. Tenía dos cabezas y una mano pequeña me saludaba. Tal vez era un adulto sosteniendo a un niño, pero me era indiscernible. Seguí mi camino y comprendí que me dirigía a una casona con una puerta doble y blanca. Una mujer rubia se acercó corriendo e ingresó antes que mí. La seguí un poco asustado. Tuve una sensación extraña al pisar el recibidor. Ella actuó como si me conociera y se ofreció a mostrarme el lugar. Caminé con prudencia. La casa era enorme. Ella corría y yo apenas podía seguirle el ritmo. Había pasillos estrechos que desembocaban en puertas de madera. Esta es mi habitación, me dijo. Me pregunté dónde era la mía. Me fui metiendo por varios senderos oscuros, pero ninguno llevaba a mi pieza o, por lo menos, al lugar donde dormiría. Abrí una puerta y descubrí que era un armario muy pequeño. Toqué la pared del fondo y me di cuenta que era de papel. Comencé a moverlo y, detrás de él, había un sótano lúgubre similar a una fábrica o un depósito de máquinas. Llamé a la mujer rubia y se lo mostré. Es raro, comentó. El papel de la pared del armario tenía algunas noticias viejas sobre asesinatos. El rostro de una señora se destacaba. Cerré la puerta y seguí buscando mi habitación. Había mucha gente dando vueltas. Subí al segundo piso y me encontré con un comedor y sala común que ocupaba todo el espacio. No había rastros de cuartos para ocupar así que subí otro piso. Me asomé y vi animales excitados dando vueltas por todo el lugar. Alcancé a distinguir un tigre, un elefante y un mono, entre otros. Es cosa del dueño, me dijo la mujer rubia, el último piso es de los animales.

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