Buenas tardes, ¿Cómo les va? Señora, señor, que es lo que cuentan, lo que nos dicen,¿eh?¿eh?. Antes que nada, quiero decirles que mi nombre es Santiago Jiménez H y soy un escritor. Bueno, es cierto que algunos dirán que, para ser escritor, primero hay que escribir algo, cosa que yo no he hecho aún. Es por eso que acepté este humilde pero importante trabajo en este blog pujante y lleno de bríos que es “Atrapar al Señor Pato”. Para escribir y así, un día, poder ser escritor. Bien, debo decirles que la primera tarea que me encomendaron en la Redacción no me entusiasmó demasiado. Es que me dieron una lista de supermercado y me dijeron que les trajera todo lo que allí había escrito. Difícil tarea sin dudas, sobre todo para mí que estoy tan sumergido en las más profundas reflexiones literarias que a veces pierdo algo de contacto con la realidad. Pero no esquivé el bulto a mis responsabilidades por que si hay algo que nunca hago es esquivar el bulto a mis responsabilidades. Decidí ir a un hipermercado por que supuse que allí encontraría todo lo que necesitaba. Le pedí a mi compañero de casa, Juan Sagasmendi, que me acompañara. Les comento de paso que Juan es poeta o, mejor dicho, quiere serlo pero no consigue que nadie crea que sus versos son realmente buenos. Y, siendo honestos, creo que se esfuerza demasiado en su postura de buscador de verdades existenciales y esas cosas. Prefiero algo más liviano, más accesible y volátil antes que sus oscuros poemas sobre la verdad, la muerte y las mariposas. Bien, de todas formas fuimos al hipermercado y lo primero que debíamos elegir era un changuito. En lo personal, quería llevar uno con un asiento de bebés para apoyar las cosas que fueran frágiles como un bebé, sin embargo Juan afirmaba que mi idea era tan estúpida e ilógica como esta existencia que sobrellevamos. Finalmente, al no poder decidirnos, llevamos un carrito cada uno. Cuando nos decidimos a traspasar la puerta, nos encontramos con una joven algo gordita y demasiado maquillada que nos saludó. Le guiñe un ojo a Juan y me le acerque con un calido “Hola”. Ella me miró algo extrañada pero no me preocupé, era parte del juego. Empecé a hablarle de mis planes como escritor de novelas exitosas pero ella parecía algo incomoda. Fue entonces cuando Juan gritó:
-¡¿No te das cuenta de que no te tiró onda?¿De que saluda a todos los que entran?¿No te das cuenta de que existen miles de hombres como vos, encerrados en esta cáscara que llamamos vida?!!!
Miré el cuadro general y entendí que Juan, a pesar de sus gritos, tenía razón, me saludaba a mí como saludaba a todos los que ingresaban. Dolorido por este nuevo fracaso amoroso, me encaminé a realizar mis compras. Debo admitir que el pedido era bastante extraño: dos hojas de afeitar, cuarenta y nueve rollos de papel higiénico, una botella de Gancia, medio kilo de mortadela, un cornalito, dos sobres, entre otros artículos. Mientras abarrotaba de cosas mi carrito, saque mi implacable mirada de escritor, capaz de desnudar las más bajas conductas del ser humano. Por ejemplo, noté que mucha gente compra yerba. ¿No es gracioso eso?¿para que la llevan?¿para “enyerbarse?. Le comenté esto a Juan quien me miró como si le estuviera diciendo una gansada de proporciones astronómicas. A veces, Juan tiene una mirada muy expresiva. Otra cosa que observé fue el frío que hace en la sección congelados, el olor a pescado que hay en la pescadería, entre otras cosas. Cuando le dije a Juan que pensaba de mis agudas observaciones, me miró raro y me respondió que “lo único que observo son un montón de personas similares comprando latas de tomate similares”. El resto del recorrido nos mantuvimos en silencio. Pagamos, dejamos los carritos en su sitio y nos retiramos. Cuando venia para acá (cuando digo acá, me refiero a mi casa) pensé que iba a ser más divertido cuando lo vea escrito pero lo leo y no me parece divertido. Le pregunte a Juan y me respondió que la diversión era solo una excusa para olvidarnos de la muerte. Luego siguió jugando al solitario, fiel a su costumbre. Por mi parte, decidí mandar este escrito de todas formas, para ver que onda. Pero los correctores y editores de este prestigioso blog tienen cánones tan altos que no creo que estas líneas vean la luz cibernética. Buenas tardes
(N del E: Sí, lo publicamos igual por que ni ganas de hacernos los exquisitos, además creemos que estos dos personajes pueden tener algo de futuro, téngales paciencia)
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