Hay una serie de situaciones que debemos afrontar todos los días. Cada uno responde de una manera distinta ante esas situaciones por que no existe algún tipo de manual para consultar en esas ocasiones. Sin embargo, la manera en la que reaccionamos en esas ocasiones nos posicionan en la escala social. Si nuestra forma de obrar es la que los otros esperan, entonces nos tendrán en la consideración más alta. Sino, descenderemos hasta el fondo. Claro que para algunos espíritus ingenuos y sensibles estos criterios son arbitrarios y perversos. Se preguntaran, por ejemplo, “¿Cómo puede ser la gente tan estúpida?” o “¿Cómo puede gustarles mi reacción si no tengo una guía para manejarme?”. Para la primera pregunta no tenemos respuesta, pero para la segunda si. Es que en Atrapar al Señor Pato nos interesa servir a la comunidad. Por eso preparamos algunas situaciones callejeras con las que podemos toparnos y cual seria la reacción ideal:
Perros: muchas veces ocurre que vamos caminando, mirando los árboles, escuchando el cantar de los pájaros, hasta que, de repente, un animal de aspecto feroz, con los ojos inyectados en sangre, con dientes enormes y filosos, una masa deforme de músculos y pelo, comienza a ladrarnos, sin razón aparente. Es un perro. Hay dos variantes para esos casos. La primera es si el perro esta atado y/o encerrado. En ese caso hay que dejarlo ladrar y procurar pasar por el lugar donde se encuentre el animal con la mayor dignidad posible. Es decir, a paso firme y cabeza levantada. Si miramos hacia el suelo y/o pasamos a paso ligero, el perro se saldrá con la suya. El animal no ladra a los transeúntes por que representan un peligro para su hogar sino que lo hace para desenmascarar aquellos que tienen culpa. Por eso, aunque seamos culpables de algo, no le otorguemos al perro la satisfacción de pensar: “Yo sabia”. Pero nos interesa más la segunda variable que es cuando el perro esta suelto. Pero es si el can, no solo esta suelto, sino que, además, no se divisa al dueño en las cercanías. Si el animal nos “chumba” y estamos solos, lo más seguro es tomar un objeto contundente o, lisa y llanamente, correr. Pero si estamos con alguna compañía femenina, entonces lo que debemos hacer es trenzarnos en una lucha cuerpo a cuerpo con el perro al grito de “Veni, si sos guapo”. Claro que podemos perecer en esta instancia pero si sobrevivimos quedaremos como unos valientes frente a nuestra pretendida, que, encima, nos hará publicidad entre todos los conocidos.
Patotas: muchas veces vamos caminando buceando en nuestro oscuro mundo interior, pensando en como habrá salido San Lorenzo y en otras cuestiones existenciales de igual tenor, cuando nos cruzamos con un grupo de jóvenes que están tomando vino o consumiendo algún tipo de sustancia alucinógena. Tal vez alguno de ellos se nos acerque con actitud amistosa y nos pida la hora o un cigarrillo, nosotros respondamos amablemente y el incidente termine ahí. Pero puede ser que nosotros pasemos cerca de ellos, los miremos de reojo, a lo cual alguno de los integrantes de la “patota” pregunte “¿Y vos que miras, gil?”, pregunta que lleva la inequívoca dirección de la pelea y la confrontación. Intentaremos esquivarlos pero ellos nos rodearan. Ahí, les aseguro, resultara inútil intentar convencerlos de que, en realidad, ellos no son violentos sino que son un producto de esta sociedad capitalista que exprime y aplasta la voluntad de los individuos. Algunos, incluso, recomendarían correr pero lo ideal es romperse la camisa e ir al choque al grito de “Ansina no se mata un valiente”. Seguramente recibiremos la paliza de nuestras vidas pero tendremos un estupenda quijotada que contar a nuestras amistades y el ascenso en la escala social asegurado.
Mujeres: referencia exclusiva para los varones. A veces, ocurre que vamos caminando y vemos a una linda chica caminando por la calle. Imaginamos, por la forma de sus caderas y el tamaño de sus piernas, que puede tener una linda cola. Si estamos solos, la decisión de mirar es nuestra. Personalmente, me parece que andar babeando por una cola que pasa por ahí es algo de mal gusto y poco recomendable. Pero debo aclarar que mi visión no es compartida por ningún miembro de este colectivo denominado “varones”. Por eso, si van acompañados, dense vuelta y realizan algún comentario obsceno y carente de sutileza como, por ejemplo, “La parto como una pizza” o “Le lleno el orto de leche”, entre otros igual de elevados. Les advierto que sino lo hacen pueden ser considerados como homosexuales, aunque no sea así. Y su lugar en la escala social caería hasta el décimo subsuelo.
Transporte urbano:
Colectivos: vehículo comunitario preferido por las clases medias urbanas. Realizar un viaje en él es absolutamente complejo. Lo primero que hay que saber es que si sube una embarazada y/o una anciana se debe ceder el asiento. Una manera de evitar esto es sentarse en los asientos del fondo ya que los primeros suelen tener más obligaciones en este aspecto. Pero no hay que esquivar el bulto si toca ceder el lugar: hacerlo nos dar el mote de “caballero”, distinción muy apreciada por la comunidad colectivera. Después suelen darse diversas situaciones arriba de un micro. Por ejemplo, los asientos se llenan de una manera muy particular. Primero, se completan los individuales. Luego, los dobles pero solo el de la ventanilla y después los del pasillo. El último en ser ocupado es el asiento del centro de los del fondo. Algo similar ocurre con los que van parado. La gente, al comienzo, se apila adelante. Hasta que un espíritu decidido y aventurero rompe la barrera y se ubica, parado, en el fondo. A partir de ahí, el colectivo se empieza a llenar parejo. Pero estas últimas consideraciones nada tiene que ver con el tema que nos ocupa.
Trenes: transporte difícil de utilizar. No por cuestiones de ubicación geográfica sino por el esfuerzo emocional que lleva hacer un viaje en tren. Vehículo que suelen utilizar las clases bajas por su economía. Se puede observar a personas abatidas por la vida y las circunstancias. De ambiente depresivo y carente de sonrisas, un gesto amable, una actitud solidaria, una palabra de gratitud puede no hacernos subir en ninguna escala social pero no importa. Hace bien a todos. No recomendable para almas sensibles y absorbentes.
Una pregunta, lo de los perros y las patotas es experiencia personal? por otra parte, la escala de valores que usa para los piropos a las mujeres no concuerda con la de los colectivos, alguien que le diga un piropo asi a una mina no creo que despues se levante a darle el asiento a una anciana o una embarazada jajajaa, y me dolió lo de los trenes, tan desvalorizados, por favor! Bueno, un beso grande y que bueno que volvió!!!!!
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