Espacio cedido, a cambio de una jugosa remuneración, a la Iglesia de la Sagrada Reencarnación y la Salvación Eterna.
En nuestra organización religiosa, sabemos que sabes que sabemos que te preguntas: “¿Cuál es el sentido de la vida?” o “¿Es nuestro espíritu inmortal?”. Lo que no sabemos es la respuesta a esas preguntas. Pero podemos guiarte para que tú encuentres esas respuestas. Por que Dios es Todopoderoso, es decir, es Todo y Poderoso. Y Él te ayudara a encontrar las respuestas a esas preguntas que tanto te agobian. Por que nosotros somos simples humanos que desconocemos las respuestas pero somos, eso sí, personas que tienen línea directa con el Cielo. Nosotros levantamos el tubo y hablamos con el santo que deseamos hablar y después nos confesamos por haber incurrido en el pecado del deseo. Por eso te decimos, hermano, que tú debes creer. Y tú eres incrédulo si no quieres creer que salvaras tu alma sí crees en nosotros. O, mejor dicho, en nuestro Dios, que es Todopoderoso, es decir, es Todo y Poderoso. Te cito, si no me crees, el Mateo 18:32 que dice: “Aquel que no crea en el Espíritu Santo, no creerá en el Espíritu Santo”. O el aun más persuasivo José 32:32 que dice: “Aquel que no crea en la Voluntad del Creador, arderá en las llamas de nuestra hoguera”. Es por eso que decimos, hermano, que debes unirte a nuestra organización. Por que debes rechazar a Satanás y todas sus promesas impías, por que debes aferrarte a la fe como única salida en un mundo lleno de corrupción y cinismo rojo, por que nosotros, hermano, somos ese salvavidas celestial que Dios te arroja desde una nube para que lo tomes y te garantices un más allá paradisíaco o, mejor dicho, en el Paraíso. No un árbol llamado Paraíso, sino en ese lugar donde vive Dios, etcétera, etcétera. Y no se puede acceder a ese lugar sin una vida de militancia en nuestra organización. Nosotros tenemos la escalera al cielo y tenemos apalabrado a San Pedro, que tiene la llave. Veo, hermano, que sigues incrédulo. Aquí cito un milagro llevado a cabo por Nuestro Señor, referido en el Samuel 15:46, y dice: “Una mañana de sol, se acercase Nuestro Señor a la tumba del tuerto Miranda y dijo: “Levántate y anda”. Y el tuerto Miranda no se movió de su lugar por que el Señor así lo dispuso”. También podemos mencionar al Fabián 37:12 que dice: “Cuando un vagabundo ciego se le acercó a Nuestro Señor y le pidió que le curara la ceguera, Nuestro Señor dio media vuelta y corrió hasta el pueblo más cercano”. Pero mejor vayamos, hermano, al nudo, a la cuestión que nos trae hoy a este blog que tan amablemente nos cedió este espacio, cosa que agradecemos profundamente (N. de la R.: de nada), pero más allá de eso, hermano, hablemos de lo que nos atañe: ¿Es inmortal el Espíritu? Me refiero a nuestro Espíritu, claro esta. Ese que llevamos todos los días y al lugar que vamos, aun a nuestro pesar. Tú, hermano incrédulo, debes estar diciendo cualquier herejía pero antes de blasfemar lee lo que dice el Ezequiel 52:41: “Era una tarde de primavera, estaba recostado en mi lecho, cuando se acercó Nuestro Señor y me dijo: “¿Qué haces aquí, hijo mío, mientras tu novia esta en el bar?”. Lo miré fijo a sus penetrantes ojos negros y le dije: “Es que estoy preocupado, Señor”. “No debes preocuparte, hijo mío, debes disfrutar de este regalo que es la vida” me dijo, mientras se quitaba un trocito de pan de entre los dientes. “Que voy a hacer, si soy así” le respondí “hay cosas que me preocupan, Señor”. “Dime tus dudas, hijo mío, y yo las evacuaré”. Lo miré fijo a sus penetrantes ojos negros y pregunté: “Primero, ¿Por qué me dices hijo mío y yo a ti Señor, si soy tres años mayor que tú?. Segundo, ¿Vive nuestro espíritu después de la muerte?¿Hay, acaso, una existencia después de la terrenal?”. El Señor tomó un trago de vino del pico de una ánfora, me miró y respondió: “Primero, te llamo hijo mío, hijo mío, por que yo soy el Padre de todas las cosas que conoces y, por lo tanto, te llamo como quiero. Segundo, sí existe una vida después de la terrenal pero depende de ti como quieras que sea esa vida. Si crees en tu Señor, es decir, en mí, entonces tendrás una vida eterna extraordinaria, si sigues blasfemando y preguntando tonterías arderás por siempre en las llamas voraces del Infierno”. Luego se rascó la barbilla, pensativo, y dijo: “Me has hecho enojar y el enojo de tu Señor se paga con sangre. Ahora ve y tráeme dulce de dátiles cultivados a la sombra”. Así el Señor despejó mis dudas pero me dejó una: ¿De donde saco dátiles cultivados a la sombra?. Pero, en que lío yo me metí”. Y paramos aquí, hermano, ya que Ezequiel comienza a narrar a partir de aquí su periplo por todo Jerusalén en busca de esos dátiles. Pero este párrafo sirve, hermano, para que te des cuenta lo que el Señor propone. O me amas y crees en mí como en nada en el mundo o vas a buscar dátil…, perdón, o ardes en el Infierno. Se que te debes estar preguntando, hermano, como es ese Paraíso del que tanto habla Nuestro Señor. Para desasnarte, trascribo el Carmelo 43: 21, que dice: “Una noche, una prostituta vino a reclamarle un dinero que Él le debía por un trabajo que ella había realizado. Nuestro Señor la tomó entre sus brazos y le dijo: “Si tu me perdonas esa deuda, yo perdonare tus pecados y te haré un lugar en el Paraíso, donde podrás descansar de tu ajetreada vida terrenal, donde harás todo lo que desees y donde finalmente serás libre. Estarás acompañada por toda clase de…” Y Nuestro Señor no pudo terminar su discurso por que el representante de la impura mujer lo empezó a perseguir con un palo”. También existen descripciones del Infierno, hermano, pero no ahondaremos en ninguna. Si diremos que es un lugar bastante feito. Solo queremos decirte que debes unirte a nosotros si quieres la salvación, si quieres un más allá celestial pero para eso debes tener un más acá sacrificado, sufrido, doloroso, por que esa es la voluntad de Nuestro Señor. Y para empezar, puedes enviar un cheque mensual a nuestra Iglesia y nosotros tramitaremos tu salvación eterna. Buenas tardes, hermano, y que Nuestro Señor te acompañe y te ayude.
Pastor Ruden Darío Jiménez de Alcorta, religioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario