Las siguientes líneas fueron rescatadas de algún viejo archivo. Es material que fue descartado en la anterior etapa por vulgar pero, como en esta nueva etapa somos más tolerantes, es decir, aceptamos más la vulgaridad, hemos decidido darles una oportunidad. Disfrútenlas aunque sea un poco. Buenas tardes.
Declaración de amor
El sol viste de luz a los edificios más altos de la ciudad mientras el viento mueve las hojas de los árboles. Por una vereda de baldosas destruidas, camina una mujer con antenas de cotillón. Sus labios son rojos y carnosos, su pelo enmarañado le borra las orejas. Ella habla el idioma del mar. Un hombre con anteojos negros esta parado junto a una pared vidriosa. Cuando la mujer pasa, el hombre le mira la espalda y se engaña diciendo que nunca había visto una espalda tan hermosa como esa. La mujer camina por entre las rejas de los portones. Los pájaros intentan cantar cuando ella pasa, pero desisten porque les parece ridículo hacerlo. Los ojos de las ventanas miran sus pies con una dulzura perversa. La mujer se detiene frente a una puerta y golpea con ternura. Luego espera a que le abran en silencio.
La mujer es hermosa porque es real.
Renuncias
1 - No es solamente el dinero: son sus ojos. Sus ojos opacos, metálicos, inanimados. Todos los días, al ingresar a la oficina, tengo la sensación de saludar a una marioneta. Todos los días recibo una respuesta seca y desganada a mi saludo. Pero no es solo él: es todo. Son los muebles imperturbables, firmes ante el transcurso de las horas, mientras mis brazos se van derritiendo. Son, también, los sellos que retumban en mis oídos cada vez que los golpeo. Y, también, la tinta china que ennegrece la yema de mis dedos. Dedos que debo limpiar todos los días, solo para que al otro día vuelvan a entintarse. Porque no es un día. Son todos los días que han pasado, todos los días en los que he cruzado la misma puerta beige, recibiendo el mismo saludo seco, recibiendo la mirada fría de los muebles, quitando de mis dedos la invasiva tinta china de la almohadilla. El solo hecho de saber que no volveré a padecer eso, llena mi pecho de una tranquilidad dulce y melodiosa. Por que no es solamente el dinero: son sus ojos.
2 - He decidido renunciar a su fiambrería por que el jamón que vende me parece insultante.
Oda al Colegio
Quizás si hubiesen puesto anguilas disecadas en lugar de esos fríos barrotes de acero, las aulas hubiesen sido menos desagradables. Quizás si las polleras de las profesaras hubiesen sido más cortas, las clases de matemáticas hubiesen sido menos intrascendentes. Quizás si nuestras compañeras nos hubiesen amado a nosotros y no a los jóvenes apuestos, las clases hubiesen sido menos frustrantes.
Mañana tras mañana veíamos como las paredes que se elevaban sobre los pelos descuidados de los alumnos menos talentosos eran de un cemento naranja y dejaban caer limones de sus revoques. También nos asustábamos viendo los ojos vacíos de los niños más inteligentes, a quienes las palabras grises y pesadas les moldeaban la piel del rostro.
Pocas cosas resultan más deprimentes que el colegio; esa horrible sensación de amargura que nos invadía en cada día de clase, solo atenuada por el momento del timbrazo, quizás el instante más ansiado del día. Es que lo único bueno de ese adiestramiento para la vida de clase trabajadora es que se terminó.
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